Pese a que el nivel de movilización de los defensores de la igualdad de género se sitúa a un nivel inédito anteriormente, el Secretario General alerta sobre los retrocesos en los derechos de las mujeres, calificándolos de profundos, omnipresentes e incesantes. A estos retrocesos se añaden las agendas nacionalistas, populistas y las políticas de austeridad que están desgarrando el tejido social.
“La igualdad de género es en esencia una cuestión de poder”, ha afirmado este lunes el Secretario General de las Naciones Unidas durante la inauguración del Sexagésimo tercer período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que se celebra en la sede de la ONU en Nueva York del 11 al 22 de marzo.
Antonio Guterres recordó que, en un mundo dominado por hombres, la figura de la mujer ha sido sistemáticamente marginada, silenciada e ignorada.
Como ejemplo de esta situación, citó la obra de la catedrática de Cambridge Mary Beard, quien sostiene que las “profundas raíces patriarcales de la cultura occidental ayudan a explicar los profundos desequilibrios de poder actuales”. Guterres añadió que la misma coyuntura se puede aplicar a otras regiones del mundo.
Para cambiar este escenario volvió de nuevo a la figura de Beard al indicar que “si no se reconoce a las mujeres como parte de las estructuras de poder, seguramente lo que necesitamos redefinir es el poder en lugar de las mujeres.”
La regresión en los derechos de las mujeres
Pese a que el nivel de movilización de los defensores de la igualdad de género se sitúa a un nivel inédito anteriormente, el Secretario General alertó sobre los retrocesos en los derechos de las mujeres calificándolos de “profundos, omnipresentes e incesantes”.
Entre estas regresiones citó los asesinatos de mujeres, el acoso en la red, la violencia doméstica, la mutilación genital femenina, la desigualdad en el ámbito laboral y una amplia y persistente brecha digital.
A todos estos problemas añadió que las agendas nacionalistas, populistas y las políticas de austeridad “están desgarrando el tejido social”, a través de medidas que incrementan la desigualdad, dividen a las comunidades y limitan los derechos de las mujeres.
“Tenemos una pelea entre manos. Y es una lucha que debemos ganar, juntos. Así que digámoslo alto y claro: No cederemos terreno. No volveremos atrás. Presionaremos contra el retroceso. Y continuaremos presionando”.