Desde que Rusia comenzó la invasión de Ucrania, el 24 de febrero, ha atacado deliberadamente antenas de televisión de todo el país. Según el derecho internacional, las antenas utilizadas para la difusión de señales de radio y televisión no pueden considerarse objetivos militares legítimos, a menos que sean utilizadas por las fuerzas armadas, que se destinen temporalmente a uso militar o que se utilicen para fines civiles y militares simultáneamente.
La denuncia de RSF demuestra que las torres de televisión eran de uso civil y que Rusia atacó deliberadamente las instalaciones de los medios de comunicación ucranianos porque estas instalaciones participaban en «ataques informativos». La denuncia presentada por RSF hace hincapié en el carácter intencionado de estos ataques, y en el hecho de que se están llevando a cabo a gran escala, lo que pone en evidencia que existe «un plan deliberado».
«Bombardear deliberadamente numerosas infraestructuras de medios de comunicación, como antenas de televisión, constituye un crimen de guerra y demuestra la amplitud de la ofensiva lanzada por Putin contra el derecho a la información», denuncia el secretario general de RSF, Christophe Deloire. «Estos crímenes son aún más graves por ser claramente parte de un plan, de una política, y por haberse llevado a cabo a gran escala. Pedimos al Fiscal de la Corte Penal Internacional que sitúe los crímenes contra los medios de comunicación y los periodistas en el centro de la investigación que abrió el 28 de febrero».
El 28 de febrero, el fiscal jefe de la CPI anunció la apertura de una investigación sobre la situación en Ucrania. El 2 de marzo, 39 países que son parte del Estatuto de Roma (tratado por el que se crea la CPI) remitieron formalmente al fiscal la situación en Ucrania. Estas remisiones le permiten iniciar sus investigaciones de inmediato, sin tener que solicitar antes la autorización de los jueces del tribunal.
Después de que las fuerzas armadas rusas dispararan contra Kiev durante la semana anterior, el 1 de marzo la torre de televisión de la ciudad fue objeto de un ataque de precisión que interrumpió bruscamente las emisiones de 32 canales de televisión y varias docenas de emisoras de radio nacionales. Este ataque deliberado había sido anunciado con antelación por el Ministerio de Defensa ruso. Bajo el pretexto de proteger a los civiles, el Ministerio de Defensa emitió una confesión firmada de sus crímenes.
La torre de televisión de Kiev – adyacente a un edificio técnico destruido por el bombardeo- no tenía ningún uso militar, era únicamente manejada por emisoras de televisión y radio civiles, como el canal de televisión público UA Pershiy, el canal de televisión privado 1+1 y el canal de noticias de televisión Ukraine 24. Los telespectadores y oyentes de estos medios, cuyas emisiones se vieron interrumpidas por el ataque ruso, tuvieron que recurrir a operadores de satélite o conectarse a Internet para acceder a su programación hasta que se restableció la emisión más tarde. El ataque ruso causó la muerte de Evgeny Sakun, un camarógrafo del canal de televisión local Kyiv Live que se encontraba en la torre de televisión y de otras cuatro personas.
Desde ese primer gran ataque a una instalación esencial para acceder a las noticias y la información, Rusia ha atacado otras torres de televisión. Según la información obtenida por RSF y su socio local IMI, al menos otras tres torres de radio y televisión, en Korosten, Lysychansk y Kharkiv, han sido objeto de ataques rusos. Además, dos antenas de radio, en Melitopol y Kherson, dejaron de emitir después de que los soldados rusos tomaran el control de esas ciudades.
Los ataques tuvieron como objetivo la torre de televisión de la ciudad de Lisychansk (en la región de Luhansk, cuya independencia ha reconocido Rusia) a última hora de la mañana del 2 de marzo. La torre de radio y televisión de la ciudad nororiental de Kharkiv fue blanco de dos misiles rusos poco antes de la 1 de la tarde, lo que provocó la suspensión de sus emisiones. Más tarde, ese mismo día, otro ataque destruyó la torre de televisión de la ciudad norteña de Korosten.
Estos ataques contra antenas de telecomunicaciones muestran una clara intención de las fuerzas armadas rusas de impedir la difusión de noticias e información. La advertencia emitida poco antes de los ataques deja claro que los militares rusos quieren acabar con lo que llaman «ataques informativos».
Este deseo se ve confirmado por el hecho de que el ejército ruso ha cortado las señales de radio y televisión ucranianas en varias ciudades tras tomar el control de las mismas. En la región del sur que Rusia ha invadido desde Crimea, las fuerzas de ocupación han bloqueado las emisiones de televisión y radio ucranianas desde las torres de telecomunicaciones de las ciudades de Melitopol y Kherson. Los equipos de estas torres han sido cambiados y ahora emiten el canal de propaganda pro-Kremlin Russia 24.
La señal de satélite de UA Pershiy, un canal de televisión propiedad de la corporación de radiodifusión pública ucraniana Suspline, es mientras tanto objeto de intentos de interferencia por parte de Rusia, y su sitio web fue hackeado el 1 de marzo.
En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021 de RSF, Ucrania ocupa el puesto 97 de 180 países, mientras que Rusia ocupa el puesto 150.
Fuente: Reporteros Sin Fronteras