“Es inaceptable que a una periodista se le haya prohibido asistir a un evento de la Casa Blanca como una castigo por hacer preguntas de interés público”, denuncia Margaux Ewen, directora de la oficina de RSF en América del Norte. “Negar a una reportera de grupo el acceso a una convocatoria abierta para prensa es negarle a los estadounidenses su derecho a saber, y tiene consecuencias nefastas para el estado de la libertad de prensa en una nación que consagra este derecho en su Constitución”.
La Casa Blanca prohibió a la reportera de CNN Kaitlan Collins asistir a una convocatoria en Rose Garden el 25 de julio porque había hecho preguntas “inapropiadas” en una sesión fotográfica anterior en el Despacho Oval. Collins, que estuvo en la sala durante una reunión entre el presidente Donald Trump y el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker como el “reportera de grupo” en representación de todas las cadenas de televisión preguntó específicamente al presidente Trump sobre su ex abogado Michael Cohen y el presidente ruso, Vladimir Putin.
La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca emitió inmediatamente una declaración defendiendo a Collins. “Este tipo de represalia es totalmente inadecuada, equivocada y débil. Es intolerable. Que los reporteros hagan preguntas a poderosos cargos del gobierno, incluido el presidente, ayuda a esas personas a rendir cuentas”.
Esta no es la primera vez que la Casa Blanca ha intentado vetar a reporteros en sus convocatorias. En mayo de 2017, a los periodistas estadounidenses se les prohibió asistir a una reunión entre el presidente Trump y altos funcionarios rusos en la Casa Blanca. Ese mismo año, a la CNN y otros medios de comunicación se les impidió asistir a un encuentro informal de la Casa Blanca.