La activista y luchadora social Rosario Ibarra de Piedra pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador, “querido y respetado amigo: no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia, no quiero que mi lucha quede inconclusa”.
En su discurso, leído por su hija Claudia Piedra Ibarra en su representación, en el marco de la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, agregó que esta presea con la que la honran y que lleva el nombre de un gran revolucionario, “trae consigo un gran parto moral ineludible para mi conciencia”.
El cual, subrayó, “me alienta aún más a continuar luchando para liberar a esa justicia que fue amordazada y llevada a una cárcel clandestina hace ya tantos años”.
También le solicitó al mandatario escuchar las demandas de los integrantes del Comité ¡Eureka!, a fin de que reciban una respuesta y les regresen a sus familiares desaparecidos hace más de 40 años.
Al dirigir su mensaje, después de que su hermana María del Rosario recibió el galardón en nombre de su mamá, casi al finalizar, Claudia Piedra le dejó en custodia la medalla al mandatario y le pidió que se la devolviera hasta que hayan regresado los desaparecidos.
“Es por eso que dejo en tus manos la custodia, tan preciado reconocimiento, y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector”.
“Mientras la vida me lo permita, seguiré en mi empeño hasta encontrarlo, exclamó Rosario Ibarra a través de su hija, en la sesión solemne de la entrega de la medalla en su edición 2019, celebrada en el Salón de Plenos de la vieja casona de Xicoténcatl, donde integrantes del Comité Eureka que acompañaron a las hermanas Piedra Ibarra, gritaron: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Claudia Piedra Ibarra también le pidió al presidente López Obrador, a nombre de Rosario Ibarra de Piedra, que la medalla “me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector”.
Al leer su discurso, mencionó las palabras de su nieto, quien le expresó su sentir sobre la espera de más de 40 años para obtener justicia, con el nuevo gobierno, sin embargo, ahora a un año de esta administración aún no la tiene.
“Y qué ha pasado, más de un año de ese gobierno que creyeron firmemente que sería el añorado, y con el cual no habría ningún obstáculo qué salvar o acuerdo qué negociar, como en antaño, y no ha sido así”, resaltó.
Rosario Ibarra símbolo de la lucha política y social
Madre de cuatro hijos, luchadora social y política, Rosario Ibarra nació en 1927 y es reconocida por ser la primera mujer candidata a la Presidencia de México, además de ser nominada al Premio Nobel de la Paz en cuatro ocasiones: 1986, 1987, 1989 y 2006.
Es originaria de Saltillo, Coahuila, y su carrera política inició en 1975, tras el secuestro de su hijo Jesús Piedra Ibarra, militante de la Liga Comunista 23 de septiembre. Tras su desaparición, en 1977 fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos conocido como Comité ¡Eureka!
En 1982 participó en las elecciones federales como la primera mujer candidata presidencial, postulada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Seis años después, repetiría su candidatura como parte de las elecciones de 1988, compitiendo con Manuel Clouthier, del Partido Acción Nacional (PAN); Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Carlos Salinas de Gortari, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En 1985 se desempeñó como diputada federal y en 2006 como senadora del Partido del Trabajo.
Ayer, 23 de octubre se convertió en la séptima mujer en ser reconocida con la Medalla Belisario Domínguez, después de Rosaura Zapata (1954), María Hernández Zarco (1963), María Cámara Vales (1969), María Lavalle Urbina (1985), Griselda Álvarez (1996) y Julia Carabias (2017).
La activista de 92 años de edad fue seleccionada entre 459 candidatos, y la presea se le entregará en la antigua sede del Senado, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, a la ceremonia asistió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fuente: Notimex