A lo largo de su historia, la Tierra ha enfrentado hasta 165 periodos de extinción masiva de los cuales, cinco son los más importantes por su magnitud; en la actualidad, la pérdida de especies es equiparable con la más cruda de ellas.
Como su nombre lo indica, explicó Miguel Ángel Torres Martínez, del Instituto de Geología, una extinción masiva implica que dejan de existir gran cantidad de organismos en un corto periodo, en lapsos de dos o tres años, y según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), están en riesgo de desaparición 37 mil 400 especies.
“Lo que sucedió en el periodo Pérmico es muy similar a lo que ocurre en este momento en la Tierra: disminución de glaciares, acidificación del agua, aumento en la temperatura a nivel mundial, más calor, los volcanes no están tan activos, pero ahora nosotros somos los que liberamos el CO2”, dijo.
El experto en paleontología de invertebrados explicó: es posible hacer este tipo de comparativos gracias a plantas, peces y todo aquel organismo que al morir se transforma en roca y queda preservado como una huella del pasado. El registro fósil ayuda a datar las rocas, establecer eventos geológicos y a comprender eventos evolutivos en nuestro planeta.
En la charla “Hablando del registro fósil y extinciones masivas” externó que el estudio de estas piezas permite saber que las cinco grandes extinciones que se conocen son las de los periodos: Ordovícico; las de finales del Devónico, Pérmico, Triásico y del Cretácico, esta última es la más famosa por la extinción de los dinosaurios.
Torres Martínez refirió que las extinciones masivas impactado el recambio de las especies, dando oportunidad a nuevas formas de vida, las cuales varían de magnitud de acuerdo con las características o eventos que las generan y, en cuanto a sus posibilidades de vida, los meteoritos son el menor de los problemas.
“Las extinciones masivas más fuertes han sido provocadas no por asteroides, sino por la misma Tierra, porque hubo una reconformación de los continentes, un calentamiento o un enfriamiento global”, enfatizó el experto.
La primera gran extinción se dio hace 440 o 450 millones de años, en lo que se conoce como el periodo Ordovícico, cuando se produjo una glaciación en masa y se perdió 85 por ciento de la vida en el planeta; le siguió la de finales del Devónico, de la cual no hay claridad de lo sucedido, pero se estima que se perdió 82 por ciento de la vida en el planeta.
A ésta le siguió la del Pérmico, considerada la más importante porque la temperatura aumentó más de 40 grados Celsius, y se registró la extinción de hasta 95 por ciento de la biota en el planeta; posteriormente se suscitó la extinción masiva del Triásico ocurrida hace 210 millones de años, donde el calentamiento global desmedido llevó a la acidificación de los océanos.
La última gran extinción fue la del Cretácico, que terminó con la era de los dinosaurios y fue causada por un asteroide que dio paso a eventos, sismos, tsunamis, incendios y formación de una nube incendiaria.
El origen
Actualmente nos encontramos en lo que se conoce como el periodo Antropoceno, término popularizado por el Premio Nobel de Química 1995, Paul Crutzen, para designar la época donde la acción humana comenzó a provocar cambios biológicos y geofísicos a escala mundial.
Crutzen, junto con el biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer, propusieron que este tiempo inició en 1784 con el perfeccionamiento de la máquina de vapor, la llamada Revolución Industrial y el uso de energías fósiles.
En un estudio publicado en 2019 en la revista Science Advances, Gerardo Ceballos González, del Instituto de Geología, aseguró que la aniquilación de la naturaleza por las personas es tan grave que si el modelo de desarrollo actual no cambia radicalmente, habrá un colapso de la civilización en el año 2050.
Fuente: UNAM