La disminución del trabajo en oficinas y el cierre de escuelas por la emergencia sanitaria ocasionaron que la vivienda “empiece a verse conflictuada”, en especial cuando son varios miembros de la familia y deben realizar estas actividades al mismo tiempo, sostuvo Guillermo Buchan López, profesor de asignatura en el Taller de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Detalló que la falta de conectividad (acceso a internet) es un tema crítico hoy en día, así como la carencia de espacio propio para laborar o estudiar, el cual es fundamental para tener concentración y privacidad.
La ausencia de un lugar apto, dijo, se explica porque la mayoría de las personas carecen de vivienda propia, la arriendan, y eso les impide hacer adecuaciones para sobrellevar la situación.
“Considero que algo que puede ser útil y eficiente es escoger cierto espacio que nos permita realizar varias actividades, por ejemplo la mesa del comedor que en esta temporada se ha vuelto, para muchos, su lugar de trabajo o de estudio, de igual manera la sala o hasta los dormitorios”, enfatizó.
En este sentido, el académico señaló que se propuso establecer en la legislación que los patrones otorguen aportaciones a sus trabajadores para que puedan cubrir los gastos extraordinarios derivados de la pandemia, toda vez que trabajar todo el día en casa implica consumo extra de luz, costos indirectos de equipo y herramientas de trabajo.
Al respecto, recordó que en México algunas instituciones brindan apoyo económico para que el empleado pague el servicio de energía eléctrica y realice adaptaciones al interior de su vivienda, a fin de tener un espacio para efectuar sus actividades. Esto, además, mitiga riesgos laborales, como el traslado o cuando alguien se enferma y debe ausentarse.
Nuevas tendencias
“La dinámica inmobiliaria ha llevado a que las soluciones de vivienda no siempre tengan condiciones de iluminación, ventilación o de acceso a espacios abiertos. Por ello, las personas que actualmente buscan un sitio para arrendar o comprar se fijan en que éste tenga balcones, terrazas o jardines, y la oferta que no cuenta con estas ‘cualidades’ se va quedando afuera”, aseveró Buchan López.
Comentó también que el valor de un inmueble está asociado al del suelo y, por ello, el metro cuadrado de una vivienda en una zona céntrica dentro de una urbe es más alto que en la periferia.
Sin embargo, en el momento que la sociedad disminuyó su movilidad este costo empezó a cambiar, ya que la gente dejó de buscar inmuebles cerca de escuelas u oficinas, y se disgregó a áreas poco demandadas. La nueva normalidad ha permitido laborar y estudiar desde casa.
El arquitecto explicó que las tendencias más recientes en oficinas de trabajo se orientan a que el ocupante tenga un grado de comodidad importante, tanto físico, como psicológico. Por lo que el color, las texturas, las dimensiones y, sobre todo, la iluminación, ventilación y temperatura ideal recrean ese ambiente reconfortante que le ayuda a un trabajador a desempeñar mejor sus funciones.
“No necesariamente se trabaja en un escritorio, puede ser en un sillón donde incluso se puede estar acompañado de alguien más con quién conversar, levantarse del asiento y estirarse, o usar la caminadora para pensar; en los casi 10 meses que llevamos en confinamiento, todo lo anterior se vuelve igual de importante, pero dependerá de los recursos financieros de cada quien”, subrayó.
De acuerdo con el también coordinador de proyectos en la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM, algunas estrategias que implementan las administraciones de los inmuebles, especialmente las que se dedican al coworking u oficinas compartidas, tienen que ver con la reducción de costos, porque en general los ingresos disminuyeron y no se pueden mantener los mismos precios de operación que antes.
Afirmó que estos espacios se vuelven vulnerables a contagios del SARS-CoV-2, ya que al ser de uso común deben tratarse de una manera más estricta en cuanto a medidas sanitarias y filtros de seguridad. Sin duda, seguirán en función siempre y cuando garanticen la salud, seguridad y comodidad de quienes los ocupan.
Al concluir, Guillermo Buchan López afirmó que la dinámica del mercado llevará hacia otro tipo de producto, por lo que los arquitectos, desde la academia, deben anticiparse o ir a la par de las necesidades que tiene la sociedad mexicana para esbozar las líneas por las cuales debe moverse la producción de espacios.
Fuente: UNAM