Francisco se reúne con parlamentarios católicos de la Red Internacional de Legisladores Católicos y pide un compromiso, a nivel nacional e internacional, por “justicia, fraternidad y paz” que, afirma, “no es sólo la ausencia de guerra” sino el resultado de cooperación, diálogo y proyectos políticos visionarios.
“Justicia”, para las personas vulnerables que no tienen voz y esperan ser protegidas por los dirigentes civiles y políticos mediante políticas y leyes eficaces. “Fraternidad”, para hacer frente a las numerosas situaciones de desigualdad e injusticia que amenazan el tejido social y la dignidad de cada mujer y hombre. “Paz”, que no es la ausencia de “guerra” sino el fruto del diálogo y la cooperación a largo plazo. El Papa pone los retos del presente y del futuro en manos de los miembros de la International Catholic Legislators Network, la Red Internacional de Legisladores Católicos, una network de parlamentarios católicos de todo el mundo, recibidos hoy en el Palacio Apostólico. Se trata de una organización fundada en Trumau (Austria) en 2010 bajo el patrocinio del arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, que estaba presente en la sala, junto con el presidente Alting von Geusau y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Siria, Ignatius Aphrem II.
Ya en agosto del año pasado, el Papa había recibido a los políticos católicos de la Red, pidiéndoles una ayuda real para hacer frente a los dramas provocados por la pandemia, por las perturbaciones políticas y por las amenazas de las nuevas tecnologías -como la pornografía infantil, la piratería informática, las fake news- que atentan contra la dignidad humana. Doce meses después, la audiencia se desarrolla en un escenario mundial profundamente cambiado, con una “situación geopolítica marcada por los conflictos y las divisiones que afectan a muchas zonas del mundo”. Por ello, el Papa ofrece a la Red Internacional de Legisladores Católicos tres palabras clave para cumplir mejor su mandato y orientar también los debates que se celebrarán en Roma estos días: “Justicia, fraternidad y paz”.
Anteponer el bien de la comunidad al beneficio personal
Sobre todo la “paz”, subraya Francisco, que no es una misión temporánea sino una búsqueda “constante” que implica la construcción misma del futuro de la humanidad.
La paz no es simplemente la ausencia de guerra. Por el contrario, el camino hacia una paz duradera requiere la cooperación, especialmente de parte de aquellos que tienen mayor responsabilidad, en el perseguir objetivos que beneficien a todos. La paz proviene de un compromiso duradero por el diálogo reciproco, una paciente búsqueda de la verdad y de la voluntad de anteponer el bien auténtico de la comunidad al beneficio personal.
En esta perspectiva, “el trabajo de los legisladores y los líderes políticos es más importante que nunca”, afirma el Papa Francisco. “La verdadera paz”, señala, “sólo puede alcanzarse cuando nos esforzamos, a través de procesos políticos y legislativos con visión de futuro, en construir un orden social fundado en la fraternidad universal y la justicia para todos”.
Dar voz y proteger a los más vulnerables
Precisamente el sentido de la justicia, entendida como “la voluntad de dar a cada uno lo suyo”, afirma el Pontífice, implica “acciones concretas encaminadas a promover relaciones justas con Dios y con los demás, para que florezca el bien de los individuos y de la comunidad”.
En el mundo actual, son muchas las personas piden justicia, especialmente los más vulnerables, que a menudo no tienen voz y que esperan que los dirigentes civiles y políticos protejan, mediante políticas y leyes públicas eficaces, su dignidad de hijos de Dios y la inviolabilidad de sus derechos humanos básicos.
La cultura del “descarte”
El pensamiento del Obispo de Roma se dirige a los pobres, a los emigrantes, a los refugiados, a las víctimas de la trata de seres humanos, a los enfermos, a los ancianos y a todas los demás “individuos que corren el riesgo de ser explotados o descartados por la actual cultura actual usa y tira, “la cultura del descarte”. “Vuestro reto”, recomienda a los parlamentarios, “es trabajar para salvaguardar y valorizar en la esfera pública esas justas relaciones que permiten que cada persona sea tratada con el respeto y el amor que le corresponde”.
Abordar la desigualdad y la injusticia con espíritu de solidaridad
De ahí una palabra clave más: fraternidad, vínculo sin el cual “no puede existir” una sociedad justa. Para el Papa, la fraternidad -dice citando Fratelli tutti- es el “sentido de responsabilidad compartida y de preocupación por el desarrollo y el bienestar integral de cada miembro de nuestra familia humana”.
Si queremos sanar nuestro mundo, tan duramente afectado por rivalidades y formas de violencia que surgen del deseo de dominar en lugar de servir, necesitamos no sólo ciudadanos responsables, sino también líderes capaces, inspirados por un amor fraterno dirigido sobre todo a quienes se encuentran en las condiciones de vida más precarias.
Por lo tanto, el Papa anina a continuar con los esfuerzos, a nivel nacional e internacional, “para la adopción de políticas y leyes que traten de abordar, con espíritu de solidaridad, las numerosas situaciones de desigualdad e injusticia que amenazan el tejido social y la dignidad intrínseca de todas las personas”.
Fuente: El Vaticano