La pandemia de la desinformación puede poner riesgo la vida de personas, debido a que alienta a probar remedios no probados para curar COVID-19, afirmó el director de Políticas y Estrategias sobre Comunicación e Información de la UNESCO, Guy Berger.
Señaló que por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la sección Consejos para la población acerca de los rumores sobre el nuevo coronavirus, en la que se refutan afirmaciones como que beber bebidas alcohólicas, la exposición a altas temperaturas o el clima frío pueden matar el virus.
“Algunas personas creen, erróneamente, que los jóvenes o los afrodescendientes son inmunes, o que aquellos que viven en climas cálidos o países donde el verano está en camino, no tienen que preocuparse demasiado. La consecuencia probable es una falsa seguridad, que podría provocar más muertes prematuras”.
El funcionario de la UNESCO indicó que también se ha aprovechado la pandemia para difundir desinformación con el fin de favorecer sus propias agendas; sin embargo, no todos lo hacen de manera maliciosa.
“Estos motivos diferentes requieren respuestas distintas, pero no debemos perder de vista el hecho de que, independientemente de la intención, el efecto de compartir falsedades es desinformar y deja inerme al público, con un potencial mortal”, mencionó.
Subrayó que para contrarrestar los rumores, los gobiernos deberían ser transparentes y divulgar datos de manera proactiva, de acuerdo con las leyes y políticas sobre el derecho a la información, aunque esto no sustituye lo difundido por los medios de comunicación.
“Estamos intensificando nuestros esfuerzos para convencer a las autoridades de que vean al periodismo libre y profesional como un aliado en la lucha contra la desinformación, especialmente porque los medios de comunicación trabajan abiertamente en la esfera pública”, dijo.
Fuente: Notimex
Además del coronavirus, es necesario combatir la pandemia de la desinformación
Come ajo, bebe alcohol, el virus se transmite por las líneas 5G… Estos y algunas otras falsedades corren por internet, redes sociales y otras plataformas de comunicación mundiales. La información falsa y poco fiable se propaga de forma vírica hasta el punto de estar poniendo en riesgo muchas vidas. También es el nido donde proliferan los estafadores. Expertos de la ONU llevan a cabo esfuerzos para contrarrestar las mentiras y promover los hechos acerca del COVID-19.
Todos hemos recibido algún mensaje con alguna cura milagrosa contra el coronavirus COVID-19. Y lo hemos recibido a pesar de que los médicos especialistas de todo el mundo, liderados por la Organización Mundial de la Salud, aseguran que de momento no hay tratamiento ni vacuna contra esta enfermedad.
Este fenómeno de la desinformación está poniendo en riesgo vidas, ya que hay personas con síntomas de estar enfermos por el coronavirus que prueban remedios no comprobados con la esperanza de “curarse” a sí mismos.
El miedo es el caldo de cultivo de la desinformación, los rumores y las falsas esperanzas. Sin embargo, la información veraz y fiable puede darnos una visión de la realidad en la que puedan nacer esperanzas ciertas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura lidera los esfuerzos para contrarrestar las falsedades y promover los hechos sobre el virus.
No existe área sin tocar por la desinformación
Mucho antes del brote del virus, esa Organización, también conocida por sus siglas como UNESCO, advirtió sobre el impacto que la transformación política, tecnológica, económica y social ha tenido en la forma en que intercambiamos información en los últimos años y especialmente de la contaminación que causan algunas campañas de desinformación orquestadas.
Esas campañas representan una amenaza para el periodismo basado en los hechos y, particularmente durante la pandemia actual, para la vida de las personas.
Guy Berger, director de Políticas y Estrategias sobre Comunicación e Información de la UNESCO, y uno de los principales expertos de esa agencia de la ONU en materia de desinformación explica que las falsedades relacionadas con todos los aspectos de COVID-19 se han convertido en algo común.
“Parece que apenas hay un área que no haya sido afectada por la desinformación en relación con la crisis COVID-19, desde el origen del coronavirus, hasta la prevención y ‘las curas’ no comprobadas, incluidas las respuestas de los Gobiernos, las empresas, los famosos y otros”.
Agregó que “en un momento de grandes temores, incertidumbres e incógnitas, existe un terreno fértil para que las fabricaciones florezcan y crezcan”.
El gran riesgo es que cualquier falsedad que gane fuerza puede anular la importancia de un conjunto de hechos verdaderos: “Cuando la desinformación se repite y amplifica, incluso por personas influyentes, existe el grave peligro de que la información basada en hechos verdaderos, termine teniendo un impacto marginal”.
Fuente: ONU