Ahora que la Covid-19 ocupa los titulares, el virus del Zika sigue actuando silenciosamente y exponiendo a graves riesgos a mujeres y niños en Brasil, y el país no ha adoptado pasos suficientes para combatir esta enfermedad transmitida por mosquitos ni para ayudar a las familias afectadas.
El Ministerio de Salud de Brasil identificó 579 nuevos posibles casos de zika entre diciembre de 2019 y febrero de 2020. El contagio del virus del zika en el embarazo puede provocar microcefalia y otras condiciones congénitas en los bebés.
El brote del virus del zika que tuvo lugar en 2015 y 2016 en Brasil afectó de manera desproporcionada a mujeres y niñas y agudizó los problemas de derechos humanos que ya existían desde antes, como el acceso inadecuado al agua y el saneamiento, la desigualdad en el acceso a la atención de la salud para las familias con menos recursos y las restricciones a los derechos sexuales y reproductivos. La respuesta del gobierno al brote en general no abordó estos problemas, y esto hizo que mujeres y niñas quedaran a merced de la enfermedad cuando ocurrió el rebrote.
Miles de bebés en la zona nororiental de Brasil nacieron con discapacidades asociadas con el virus y sus familias han estado luchando por sus derechos desde entonces. La Covid-19 ha empeorado la situación, dado que los estados se concentran en la respuesta al coronavirus y, algunos lugares han cancelado la terapia presencial para los niños y niñas afectados por zika.
En abril de 2020, el Tribunal Supremo Federal de Brasil rechazó por un detalle formal un recurso que habría ayudado a estas familias, sin pronunciarse sobre el fondo del asunto. El recurso solicitaba acceso a beneficios estatales, incluido que se brindara atención médica a familias afectadas por el Zika y se adoptaran medidas de prevención para poblaciones en riesgo, así como el acceso a anticonceptivos y el derecho de las personas infectadas durante el embarazo a elegir si desean o no continuar el embarazo.
En Brasil el aborto solo es legal en casos de violación sexual, cuando resulte necesario para preservar la vida de la mujer o cuando el feto presente anencefalia. Muchas mujeres embarazadas se ven obligadas a optar entre seguir adelante con embarazos riesgosos o no deseados, o recurrir a métodos inseguros para interrumpirlos.
Las personas embarazadas necesitan acceder a información y pruebas de diagnóstico que indican si un embarazo podría verse afectado por el Zika, así como a la posibilidad de aborto seguro, legal y accesible si deciden interrumpir el embarazo.
Las medidas básicas de prevención de enfermedades siguen estando fuera del alcance de muchos brasileños. Más de una tercera parte de los 208 millones de personas que componen la población de Brasil no tiene acceso a suministro de agua continuo. Esto puede tener consecuencias letales, sobre todo porque el lavado frecuente de manos es crucial para prevenir la Covid-19 y la acumulación de agua en las viviendas que no cuentan con agua corriente puede favorecer la reproducción de los mosquitos que propagan el Zika.
Brasil debe responder a la Covid-19 y el Zika enfocándose en la priorización de los derechos humanos, como los derechos al agua, el saneamiento y el acceso a la información y los servicios de salud reproductiva, y esto incluye el aborto legal, los anticonceptivos y la atención prenatal y del nacimiento.