MOM MÉXICO, el Observatorio de la Propiedad de los Medios analiza el poder mediático en México y la Telebancada

RSF y CENCOS presentan el proyecto Media Ownership Monitor sobre la propiedad de los medios en el país, una industria en plena expansión, controlada por algunos de los empresarios más ricos en el mundo. Mientras que el sector mediático crece a un ritmo tres veces más rápido que la economía mexicana, la alarmante concentración de la propiedad de los medios va de la mano con la notoria inseguridad que viven los periodistas en México, muchos de cuales ni siquiera pueden vivir de sus sueldos precarios, lo que incrementa su vulnerabilidad ante presiones de cualquier tipo. La histórica concentración de poder en las manos de pocos magnates mediáticos y políticos también es un resultado de unos flagrantes defectos en la regulación mexicana.

Estos son unos de los principales hallazgos de la investigación llevada a cabo por parte de Reporteros sin Fronteras (RSF) y la asociación civil mexicana Centro Nacional de la Comunicación Social A.C. (CENCOS). Realizada bajo el marco global del proyecto de RSF – Media Ownership Monitor (MOM), esta investigación de cuatro meses arroja luz sobre los más importantes medios de comunicación en México a través del identificación de sus propietarios, sus afiliaciones e intereses.

Basado en una metodología que ha sido utilizada en trece países, MOM México analiza 42 medios de comunicación con mayor influencia en la opinión pública mexicana (televisión, radio, periódicos y online). Los resultados del proyecto fueron presentados el jueves, 20 de marzo, en un foro de medios, donde se dieron cita periodistas, autoridades reguladoras, políticos y expertos para discutir sobre la concentración en la propiedad y sus consecuencias para el periodismo y la calidad de la información que se le brinda a la audiencia mexicana.

Los resultados de la investigación pueden ser consultados en español e inglés en mexico.mom-rsf.org.

“El proyecto MOM es invaluable para entender un país donde la mayoría de los medios no transparentan sus relaciones con el poder; donde los dueños de estas empresas de comunicación no respetan los derechos laborales de los periodistas, y donde la línea editorial muchas veces va de la mano de la cantidad de dinero que reciben por publicidad oficial. Este ejercicio es de suma importancia para que las audiencias decidamos qué tipo de medios de comunicación queremos consumir”, explica Ixchel Cisnero, directora ejecutiva de Cencos.

“Es chocante ver cómo la pujante industria mediática en México en vez de usar su poder económico para proteger a los periodistas de los peligros letales que enfrentan, los está haciendo aún más vulnerables ante presiones y autocensura”, agregó Christian Mihr, director ejecutivo de RSF Alemania. “El hecho de que la regulación en México haya fracasado tan plenamente en la reducción de la concentración de propiedad de los medios es un claro llamamiento a la acción política.”

Medios y política: una relación corrupta

No se pueden reconocer abiertamente las afiliaciones o militancias políticas de los propietarios en la mayoría de los medios seleccionados en la muestra de MOM México. Sin embargo, los lazos entre el poder y los medios de comunicación mexicanos son innegables, pues la mayoría de estos son recompensados o castigados con publicidad oficial, dependiendo del nivel de criticismo sus contenidos. En los últimos cuatro años el gobierno mexicano gastó una enorme cantidad del presupuesto público para publicidad oficial que llega a casi 2 mil millones de dólares.

En México, si bien hay muchos concesionarios de frecuencias de radiodifusión que han sido legisladores, el fenómeno más álgido en los últimos años ha sido la inclusión de altos directivos de las empresas de televisión (Televisa y TV azteca) como legisladores. Algunos de estos directivos como Lorena Corona Valdés, ex directora legal en Radiopolis (Televisa) y Tristán Canales, ex vicepresidente de Azteca Noticias, fueron nombrados miembros de comités parlamentarios como el de la radio, la televisión y la cinematografía, o de comunicaciones y transportes. Estos personajes han llegado a conformar prácticamente una bancada más grande que la de los partidos más pequeños en las cámaras de senadores y diputados, por lo que se les conoce como la “Telebancada”, un grupo dedicado a proteger los intereses de las televisoras.

Élites mediáticas, las más favorecidas por el gobierno

En el caso de los 42 medios analizados por MOM México, 38 obtienen importantes ingresos de publicidad oficial, lo que los hace dependientes de ella. La mitad del presupuesto público para publicidad oficial se les asigna a sólo 10 de los grupos mediáticos analizados en este estudio. Esto sucede pese a existir más de mil proveedores entre los que podría distribuirse ese dinero público. Entre los que más recursos reciben están Grupo Televisa (17%), TV Azteca (9.8%), seguidos por el periódico El Universal (2.7%) y Grupo Fórmula (2.7%). En general, las televisoras acapararon 35% de esos recursos, seguidos por radio (19%), prensa (17%) e internet (6%).

En cambio, medios digitales con una gran cantidad de visitas, como Aristegui Noticias, Sin Embargo y Animal Político, obtienen bajos ingresos por publicidad oficial por ser identificados como críticos del Gobierno. Esos medios fueron creados de forma independiente, sin pertenecer a los periódicos más antiguos como la mayoría de los medios online analizados en MOM México. Estos espacios informativos han crecido en los últimos años hasta posicionarse entre los más leídos, cada uno con más de 2 millones de visitas únicas al mes.

Esta falta de transparencia en la distribución del presupuesto de publicidad oficial basado en favoritismo causa dependencias económicas y promueve la autocensura. Esto representa una amenaza inminente al pluralismo mediático en México y la razón por la cual casi un centenar de asociaciones civiles se aglutinaron en el colectivo #Medios Libres (incluyendo a CENCOS). #Medios Libres es una iniciativa que solicita a la cámara de los diputados que elabore una ley para reglamentar el otorgamiento de publicidad oficial, como también lo instruyó en noviembre 2017 la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los legisladores tienen hasta el 30 de abril de 2018 para hacerlo, pero pocos observadores son optimistas de que esto suceda a tiempo, aún menos en un año electoral.

Una historia de concentración mediática y falta de transparencia

Uno de los principales obstáculos para llevar a cabo la investigación fue encontrar información confiable sobre las audiencias de los medios mexicanos, ya que las empresas dedicadas a hacer este tipo de investigación de mercado solo incluyen a los medios que las contratan, de modo que los resultados son parciales y no reflejan la situación en este mercado a nivel nacional. Para hacer las cosas aún más difíciles, estas compañías únicamente les entregan los resultados oficiales a sus clientes y no al público en general.

Además, en México las empresas no están obligadas a hacer pública la información sobre su estructura empresarial, ni a revelar el nombre de sus inversionistas o el porcentaje de participación que estos tienen; esto solo lo deben hacer las compañías que cotizan en la bolsa de valores como un requisito de la reglamentación financiera y no mediática. Las empresas en el sector de radiodifusión son las únicas que por ley deben presentar esta información ante la autoridad reguladora, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Aun así, su sistema es complicado y los datos aparecen de forma desagregada, con que el acceso a información suficiente para identificar a los propietarios de los medios está prácticamente inhibido.

Debido a la falta de datos confiables y completos, México hasta ahora es el único país en el proyecto MOM donde no ha sido posible calcular la concentración de audiencia según la metodología de MOM. Sin embargo, la investigación cualitativa arroja suficientes datos que apuntan a un riesgo alto en la concentración de audiencias, especialmente en la industria de la televisión, que ha estado dominada por el duopolio Televisa-TV azteca. Según los últimos datos disponibles (2011) ambas empresas controlaban más del 90% de las audiencias en el país en 2011. Al operar la mayoría de las concesiones comerciales y cadenas nacionales todavía, este número de concentración de audiencia sigue manteniendo su validez.

Un marco regulatorio insuficiente y una autoridad débil

Las disposiciones del marco normativo son insuficientes para limitar la indebida concentración de propiedad en los medios que incluye el control de mercados dentro y entre los sectores mediáticos de televisión abierta, radio, televisión de paga, prensa e internet. Por ejemplo, en dos ocasiones el Instituto Federal de Telecomunicaciones estableció que Televisa no tiene un poder de mercado sustancial, aunque su unidad de investigación encontró evidencias que Televisa está en una posición de impedir la entrada de nuevos competidores. Las medidas impuestas por el órgano regulador no han logrado disminuir el control de los mercados de los principales operadores y en algunos segmentos la concentración ha aumentado, como es el caso de la televisión de paga. En 2014, Televisa con sus proveedores de televisión por cable y por satélite tuvo una participación de mercado de 53%. En 2017 este número aumento un 13%.

Si bien se abrió el espectro y se licitaron cientos de frecuencias en radio y televisión abiertas, la mayor parte de ellas quedaron en manos de operadores existentes y en menor medida en nuevos jugadores comerciales. Hasta el momento, las reformas a las leyes de telecomunicaciones han favorecido a Grupo Televisa, identificada con Emilio Azcárraga Jean, y limitado los planes de expansión de América móvil, de quien ha sido considerado uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim.

La brecha económica entre los periodistas y los dueños de los medios

Una característica sobresaliente de los dueños de los medios analizados por MOM México es que la mayoría de los propietarios se pueden definir como billonarios, magnates, poderosos. En la mayoría de los casos su verdadera fortuna no se conoce públicamente, ya que en gran parte se encuentra escondida en paraísos fiscales o fideicomisos sospechosos. Sin embargo, sus nombres aparecen regularmente en revistas de negocio que siguen los senderos de los dueños. En la lista de Forbes de los Mexicanos más ricos, los nombres de tres dueños o socios en los medios más poderosos aparecen en el top 16: Carlos Slim Helú (UnoTV), Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca) y Emilio Azcárraga Jean (Televisa).

A pesar de su fortuna, los dueños de los medios en México pagan sueldos precarios: en marzo 2018, basándose en 835 ofertas de trabajo, la plataforma de recursos humanos Indeed estimó que el salario promedio de un reportero mexicano es de 4,560 pesos o 245 dólares por mes. En comparación, el sueldo promedio en México es de 390 dólares por mes.

Sólo en 2017 al menos once periodistas fueron asesinados en México haciendo su trabajo. Por ejemplo, este viernes se conmemora el primer aniversario del asesinato de Miroslava Breach en Chihuahua que sucedió el 23 de marzo 2017. 2018 ya está marcado por otro asesinato, el del periodista Carlos Domínguez Rodríguez en Tamaulipas el 13 de enero. En la clasificación mundial de la libertad de prensa del 2017 de Reporteros sin Fronteras, México se ubica en el lugar 147 de 180 países.

Media Ownership Monitor: una investigación global

Iniciado por Reporteros sin Fronteras Alemania, el proyecto Media Ownership Monitor es un proyecto de investigación y empeño global para la promoción de la transparencia y el pluralismo mediático a nivel internacional. En México fue realizado en conjunto con el Centro Nacional de Comunicación Social A.C (Cencos) desde noviembre de 2017 hasta marzo de 2018. La muestra de los medios investigados incluye 42 medios de comunicación nacionales: 8 canales de televisión, 11 estaciones de radio, 10 medios impresos y 13 medios digitales.

El Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) es una organización civil sin fines de lucro de México. Cencos trabaja desde hace más de 50 años para fortalecer, promover y difundir los derechos a la libertad de expresión y acceso a la información, así como las normas y marcos legales necesarias para su ejercicio. También busca fortalecer las capacidades de comunicación estratégica de grupos y personas en situación de vulnerabilidad y facilitar su acceso a los medios y herramientas de comunicación.

El proyecto Media Ownership Monitor esta financiado por parte del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ por sus siglas en alemán). Hasta ahora, el proyecto MOM se ha llevado a cabo en Colombia, Camboya, Túnez, Turquía, Ucrania, Perú, Filipinas, Mongolia, Ghana, Serbia, Brasil, Marruecos y Albania. Además de México, este año MOM estará investigando los mercados mediáticos en: Sri Lanka, Pakistán, Líbano, Tanzania y Egipto. Para información adicional visita a la página web general de MOM: www.mom-rsf.org