Continúa la espiral de violencia contra la prensa en México: tres periodistas han sido asesinados en los últimos días, lo que eleva a ocho la cifra de reporteros asesinados este año.
El periodista Israel Vázquez Rangel, de 31 años y que se ocupaba de la sección policial en el medio digital El Salmantino, murió este lunes 9 de noviembre a causa de sus heridas a las pocas horas de ser atacado por individuos armados en Salamanca (estado de Guanajuato). Alertado por la policía, acababa de acudir al lugar del hallazgo de unos restos humanos, donde dos hombres no identificados abrieron fuego contra él.
Una semana antes, en la tarde del 2 de noviembre, el periodista independiente Jesús Alfonso Piñuelas Montes, de 43 años de edad y más conocido como “El Norris”, fue asesinado a balazos mientras conducía su motocicleta en Ciudad Obregón, en el municipio de Cajeme, uno de los distritos más violentos y peligrosos del estado de Sonora. Colaboraba con diversos medios regionales, entre ellos el canal Televisora del Pacífico y el diario El Regional de Sonora, así como con la agencia de noticias Agencia ICE. También había creado dos páginas en Facebook, Zarathustra Prensa y El Shock de la Noticia, en las que cubría tanto la actualidad general como asuntos criminales y policiales (conocidos como “nota roja”), páginas a las que continuaba subiendo sus informaciones. Jesús Alfonso Piñuelas Montes también era fotógrafo, y, aparte de su actividad periodística, trabajó un tiempo como guardia de seguridad, e iba a empezar a trabajar como repartidor de comida, según ha detallado la Fiscalía de Sonora.
Pocos días antes, el 29 de octubre, había sido asesinado en Ciudad Juárez (estado de Chihuahua) el periodista Arturo Alba Medina, de 49 años, conductor del Noticiero de Telediario de Canal 6 del grupo TV Multimedios Televisión. Acababa de salir del estudio de televisión cuando dos individuos armados lo acribillaron a balazos dentro de su automóvil.
El director de Noticieros del grupo TV Multimedios Televisión, Raymundo Chagoyán, ha explicado a Reporteros sin Fronteras (RSF) que Arturo Alba Medina era “un hombre tranquilo que nunca había tenido problemas con nadie”. El periodista había colaborado con otros medios locales y era portavoz del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez. En su programa de Canal 6 abordaba habitualmente asuntos como la inseguridad o la corrupción de la clase política en la región.
“Hacemos un llamamiento a las autoridades locales, pero también a las federales, para que esclarezcan estas sórdidas ejecuciones y para que den prioridad a la pista profesional”, declara el director de la oficina de RSF en América Latina, Emmanuel Colombié. “En los estados más contaminados por la corrupción y el crimen organizado, los periodistas cada vez son más vulnerables y están más expuestos a represalias. El gobierno mexicano debe comprender la magnitud de esta violencia y tomar decisiones valientes para detener la caza de periodistas, cuyas consecuencias son dramáticas para toda la sociedad mexicana”.
RSF señala además que los periodistas Cecilia Solís (Diario de Quintana Roo) y Roberto Becerril (La Verdad), resultaron gravemente heridos por disparos el 9 de noviembre, cuando realizaban una cobertura informativa durante una violenta intervención armada de la policía para dispersar una manifestación feminista en la ciudad de Cancún (Estado de Quintana Roo). Los periodistas Santiago Hernández Rodas, de la agencia Quadratín, y Selene Huidrobo, del grupo Sipse TVCUN, también sufrieron malos tratos por parte de las fuerzas del orden.
Arturo Alba Medina, Jesús Alfonso Piñuelas Montes e Israel Vázquez Rangel son, respectivamente, el sexto, séptimo y octavo periodistas asesinados en México en 2020, después de Julio Valdivia Rodríguez, Pablo Morrugares, Víctor Fernando Álvarez Chávez, Jorge Miguel Armenta Ávalos y María Elena Ferral.
En 2019, al menos diez periodistas fueron asesinados en relación con su actividad profesional en todo el país, lo que convirtió a México en el país más mortífero del mundo para la profesión.
Fuente: Reporteros Sin Fronteras