Deben crearse redes de apoyo entre los hombres contra el machismo, y no redes de colusión, para desmontar discursos y prácticas, coincidieron estudiantes de licenciatura y posgrado de siete universidades del país, convocados por la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la UNAM.
En la mesa de diálogo “Los estudiantes universitarios frente a las violencias machistas”, correspondiente a la segunda jornada del “Encuentro Interuniversitario sobre hombres y masculinidades. Contra los privilegios y las violencias machistas en las universidades”, los alumnos señalaron que “los roles de poder son manifestación de la violencia”.
Antonio Vargas Redactor, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la UNAM, manifestó: para el combate contra esta conducta debe hablarse de una desconstrucción constante; “no quiere decir que, de un día a otro, ya no soy violento, es todo el tiempo y todos los días”.
En mi experiencia, continuó, entendía que ser hombre suponía ciertos estándares, porque a mi alrededor mis tíos, mi padre, los seguían representando de una forma u otra. Debía ser fuerte, competitivo, proveedor, incapaz de sentirme vulnerable, por ello hay que entendernos, hablarnos y sobre todo escucharnos entre nosotros”.
Erick Fabián Verdín Tello, de la Universidad Autónoma de Querétaro, indicó que luchar contra el machismo es una búsqueda constante de congruencia en una sociedad tan compleja. Lo primero, dijo, es trabajar en nosotros de manera crítica, a partir de ahí será una labor que nos va confrontando con la estructura en que vivimos.
“Es un cometido que tiene que permear en lo cotidiano, tendríamos que partir del plano personal, ¿cómo le digo a mi compa que no me voy a reír de su chiste porque es homófobo?, ¿cómo hacemos para hablar y expresar esto?, tiene que ver con intentar ser congruentes”.
Fernando Mendoza Melchor, de la Universidad Veracruzana, expresó que su formación en Psicología le ha permitido escuchar a otros hombres y sus malestares, “y así mapear por qué hacen lo que hacen”.
“Por ello es necesario llevar las masculinidades al día por día, sacarlas de los espacios académicos; devolver la palabra es una de las vías para ingresar a la autocrítica”.
Estamos socialmente construidos en el machismo. Las violencias tienden a transformarse y manifestarse de múltiples formas y están normalizadas, pero no nos damos cuenta, externó David Rebolledo Sánchez, de la Universidad de Guanajuato.
“Los roles de poder son manifestación de la violencia, por esto tenemos que estar cuestionándonos día con día, y por qué algunas conductas nos están apartando de otros individuos”.
Actualizar conductas
En la mesa en la cual fungió como moderador Luis Hernández Siete, de la CIGU-UNAM, también intervino Jesús Ruiz Sánchez, de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, quien reconoció tener enraizadas varias conductas machistas que impone la sociedad.
“Afortunadamente nuestro cerebro es una base de datos, y de repente llega una actualización; una vez que le das click, ya no hay vuelta atrás”.
Joshua Martínez Rodríguez, de la Facultad de Ingeniería, de la UNAM, comentó que asumir otra masculinidad no es un cambio inmediato, ni lineal.
“Sucede también de manera espontánea, con ‘pérdidas’ de ídolos o de modelos, de tu abuelo, de tu padre, o tu jefe; estas heridas tienen un rostro, encarnan el machismo”.
Para Emmanuel Paz Candelario, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la masculinidad es un concepto que tienes que especificar para ti mismo, “tu defines cómo vas a ser masculino, y está bien si no quieres hacerlo”.
Enrique Meza Hernández, de la Universidad Autónoma Metropolitana Cuajimalpa, compartió que el análisis de las masculinidades lo inició cuando se cuestionó sobre las denominadas “relaciones tóxicas”.
“Lo más importante es que aprendí que se pueden hacer interacciones colectivas, y eso nos hace crecer como personas, por lo que los invito a formar parte de grupos de reflexión porque a partir de esto, puedes formular respuestas para ti mismo”, concluyó.
Fuente: UNAM