El documental nominado al Oscar “La Cueva”, cuenta la historia de Amani Ballour, una doctora Siria, directora de un hospital subterráneo, quien asegura que lo que se ve en pantalla no está en el pasado, son cosas que ocurren a diario en ese país.
“La cueva empezó durante 2012, en Guta una región de la campiña de Damasco, porque al inicio de la revolución comenzaron a disparar y a bombardear ciertas áreas, pero sobre todo los hospitales”, refiere la doctora en entrevista telefónica con Notimex.
“Debido a esta destrucción tuvimos muchas dificultades para instalarnos en un nuevo lugar subterráneo donde volver a comenzar. Encontramos un edificio abandonado, abrimos el sótano donde empezamos a trabajar, y después de algún tiempo se expandió y nos convertimos en un gran hospital subterráneo”, continúa Amadi.
El refugio que encontró para continuar con su labor, pronto comenzó a tener problemas ante el desabasto de comida, medicinas e insumos médicos, además de que muchas de las personas involucradas no contaban con experiencia y tenían que aprender sobre la marcha.
“Tuve que ver niños muriendo, enfermos o heridos, fue algo muy duro para mí, porque venían a decirme que tenían hambre o que sufrían dolor. Me convertí en la directora de este lugar en 2016, y era responsable de todos, de conseguir los insumos y medicamentos y además proteger el hospital de los bombardeos y de armas muy fuertes”.
Otro de los problemas a los que se enfrentó Ballour, fue la cultura que prevalece en dicho país: “Yo fui la primera mujer en dirigir un hospital en Siria, y todos saben que mi comunidad no cree en las mujeres con poder y me negaban muchas cosas, así que insistí y continué. Lo hice durante dos años en los que tuve que proteger este lugar”.
Este hecho se convirtió en un documental llamado “The Cave”, del director Feras Fayyad, quien recogió con su cámara aspectos de la vida de Amani, y su trabajo al frente del improvisado hospital: “lo conoció a inicios de 2016, así que envió a su equipo para preguntarme si podían filmarnos y contar nuestra historia en un documental”.
“Al principio dije que no, porque no quería la atención sobre nosotros ya que podrían destruirnos, sobre todo porque es algo poco usual en nuestra comunidad, que vengan a filmar a mujeres trabajando. Él prometió no obstruir ni molestarme durante el trabajo, porque sabía que yo tenía muchas cosas que hacer.
“Finalmente dije que sí, porque después de tantos años de bombardeos y asesinatos, nadie había hecho nada por nosotros, no teníamos esperanzas y creíamos que nadie iba a sobrevivir, por eso decidí contar esta historia, para que todos fuera de Siria conocieran la verdad, que conocieran que los civiles y los niños y las mujeres estaban muriendo y que las personas sirias queremos libertad y dignidad”, destacó.
Convertirse en la directora de este lugar, también supuso grandes desafíos para la doctora, pues se convirtió en un ejemplo para otras, al tiempo que buscaba apoyarlas durante la guerra: “lo defendimos juntas y esto comenzó a hacer un cambio en nuestra comunidad”.
Ballour asegura que todo lo que se ve en el documental, continúa al norte de Siria, donde mucha gente necesita ayuda: “No es parte del pasado, cualquier persona que vea el documental o que lea esta entrevista, puede apoyar a las personas sirias de muchas maneras. Necesitamos de sus voces”, finaliza.
Fuente: Notimex/ Ulises Rodríguez Eleuterio