Las aguas subterráneas pueden proporcionar a las sociedades beneficios sociales, económicos y medioambientales, entre los que se cuenta la adaptación al cambio climático, señala el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2022, presentado este lunes en Dakar, Senegal, durante la inauguración del 9º Foro Mundial del Agua en el marco del Día Mundial del Agua.
Actualmente, las aguas subterráneas aportan la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial y alrededor del 25% de la extraída para el riego, con las que se irriga el 38% de todas las tierras de regadío del planeta.
No obstante su importancia y potencial, este recurso natural no se comprende lo suficiente y se subestima, se contamina, se gestiona mal y se sobreexplota.
Las consecuencias pueden ser irreversibles
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, alertó de que estas malas prácticas pueden tener consecuencias irreversibles.
“Para satisfacer las necesidades fundamentales de una población mundial en constante aumento y para hacer frente a las crisis climática y energética globales, es esencial utilizar de manera más inteligente el potencial de los recursos hídricos subterráneos, aún poco explotados, y protegerlos de la contaminación y la sobreexplotación”, afirmó Azoulay.
El documento advierte que la sobreexplotación y a la contaminación a la que se somete a esas aguas pueden tener efectos devastadores sobre el recurso y su disponibilidad, por lo que insta a los gobiernos a dejar de ignorar el enorme potencial de esas aguas ante lo que se puede avecinar y a desarrollar políticas para gestionarlas de forma sostenible para encarar las crisis de agua tanto en la actualidad como en el futuro.
Más consumo y sequías
El estudio proyecta que el uso de agua seguirá aumentando a un ritmo anual del 1% durante los próximos 30 años y asevera que esto, sumado a las sequías cada vez más agudas provocadas por el cambio climático, hará al mundo más dependiente de las aguas subterráneas.
Agrega que en un planeta con una demanda creciente de agua, en el que los recursos hídricos de la superficie a menudo son escasos y están sometidos a un mayor estrés cada día, el agua subterránea está destinada a ser reconocida como un recurso que ha permitido a las sociedades humanas prosperar desde hace milenios.
Buena gobernanza
“Es esencial que los países se comprometan a desarrollar un marco adecuado y eficaz de gobernanza de las aguas subterráneas. Para ello es necesario que los gobiernos asuman el liderazgo y la responsabilidad de poner en marcha y mantener una estructura de gobernanza plenamente operativa”, apunta.
Según el informe, esa gobernanza debe incluir cinco elementos:
- Una base de conocimiento científico
- Capacidad institucional: leyes y reglamentos para su aplicación
- Políticas y planificación
- Participación de partes interesadas
- Financiamiento apropiado
El texto explica que corresponde a los Estados garantizar que sus planes y políticas se apliquen ampliamente y que los gobiernos deben asumir su papel de guardianes de los recursos dado el carácter de bien común que revisten las aguas subterráneas.
También deben garantizar que el acceso a las aguas subterráneas se reparta de forma equitativa, al igual que sus beneficios, y que el recurso siga estando disponible para las generaciones futuras.
Buena calidad
La calidad de las aguas subterráneas es generalmente buena, lo que significa que pueden utilizarse de forma segura y asequible, sin necesidad de niveles avanzados de tratamiento. Además, suelen ser la forma más rentable de proporcionar un suministro seguro de ese líquido a las comunidades rurales.
En este sentido, el estudio cita que en regiones como África sahariana y Medio Oriente hay cantidades importantes de aguas subterráneas no renovables que pueden extraerse para mantener la seguridad hídrica, aunque sin pasar por alto la consideración de las generaciones futuras y de los aspectos económicos, financieros y medioambientales del deterioro del almacenamiento.
América Latina
Con respecto a América Latina y el Caribe, el reporte indica que menos del 30% del agua que se utiliza proviene del subsuelo dada la relativa abundancia de aguas superficiales en la región, que hacen menos necesario recurrir a las fuentes subterráneas.
Detalla que en los países latinoamericanos y caribeños que sí dependen de las aguas subterráneas, la mitad de ellas se usan para el riego, un tercio se destinan al uso doméstico y el resto se dedican a la industria.
Asimismo, apunta que en la región la protección y monitoreo de las aguas subterráneas son deficientes, lo que da pie a la explotación intensiva o contaminación, poniendo en peligro la sostenibilidad del recurso y su accesibilidad para las poblaciones más vulnerables que dependen del agua potable de fuentes subterráneas.
“Las aguas subterráneas desempeñan un papel importante en los sistemas de abastecimiento hídrico en la mayoría de las ciudades de América Latina, aunque no siempre son la principal fuente de abastecimiento. También representan el 50% del agua utilizada por el sector industrial”, precisa el informe.
En cuanto al Caribe, donde las aguas superficiales tiende a escasear, las aguas subterráneas representan alrededor del 50% del agua captada.
“A medida que se vaya reconociendo la importancia creciente de los acuíferos para los ecosistemas, el desarrollo social y las actividades económicas de la región, será necesario avanzar hacia procesos políticos que armonicen la toma de decisiones, el monitoreo y la gestión de las aguas subterráneas, tanto a nivel nacional como internacional”, prevé el informe.
Fuente: ONU