¿Quién no ha escuchado sobre la cura del empacho o la cura de espanto, y quién no ha acudido a un temazcal o a una purificación de energía, mejor conocida como limpia? De raíces prehispánicas, la medicina tradicional mexicana se mantiene como una actividad que busca preservar los conocimientos ancestrales y la riqueza cultural de las comunidades indígenas.
Las tradicionales manteadas (masaje con rebozo), infusiones (consumo de tés o baños), aplicación de ventosas, limpias, masajes con piedras calientes, digito presión y hasta terapia del Tlahtoli (que en náhuatl significa escuchar) son algunas de las opciones para eliminar “malas vibras”, “mal de ojo”, infecciones, dolor o cualquier tipo de enfermedad.
A decir de los médicos tradicionales, al menos 90 por ciento de los mexicanos emplean remedios a base de plantas como una alternativa de curación, y se acude a la medicina tradicional como complemento de la medicina alópata.
Considerando que el ser humano es energía, positiva y negativa, y que “la curación está en la voluntad”, Julia Fuentes Aranda, de la Casa Medicina de Santa Cruz Atoyac, lleva más de 10 años practicando la medicina tradicional mexicana, una herencia que, dice orgullosamente, viene de su abuela y su madre.
Apoyadas por la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, tan solo en la Ciudad de México existen 34 Casas Medicina en las delegaciones Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan, Venustiano Carranza y Xochimilco.
Para Fuentes Aranda lo que buscan al brindar este tipo de alternativas es procurar el equilibrio físico mental y espiritual. “La salud y la enfermedad nacen del mismo cuerpo de cada persona, y por eso nosotros mismos podemos provocar la salud plena e integral”, aseguró.
Al impartir una charla sobre las raíces y servicios que se ofrecen en estos centros, mencionó que desde la cosmovisión de los abuelos, los elementos del universo son también los del cuerpo humano: agua, tierra (piel y hueso), fuego (sangre) y viento (llanto).
De esta manera, en la Casa Medicina de Santa Cruz Atoyac, se utilizan los mismos elementos para “mover energías” y ofrecer tratamientos para dolores musculares, nervios, así como malestares estomacales o padecimientos de circulación y presión sanguínea. También se habilitaron las instalaciones para brindar, incluso servicios de temazcal.
En la capital del país se promueve el uso y estudio de la medicina tradicional como una forma de preservar los conocimientos ancestrales; y en la legislación capitalina quedó plasmado como un derecho, practicar y fomentar la medicina tradicional en los pueblos y barrios originarios, al igual que en comunidades indígenas, además de conservar las plantas medicinales y reconocer la labor de las curanderas.
En los últimos años, en diversos países, la medicina tradicional resurgió como una alternativa menos agresiva que la medicina alópata, además de tener un menor riesgo de efectos secundarios. De hecho, diversas universidades en el país, como la Nacional Autónoma de México y la Autónoma de Chapingo, así como farmacéuticas internacionales dedican personal y recursos económicos para aprovechar las ventajas de esta práctica ancestral.
Fuente: Notimex