La lectura es un multiplicador del alma porque nos permite conocer personas y lugares remotos, avanzar por el camino de la imaginación y contemplar horizontes diversos, afirmó el filósofo y escritor español Fernando Savater.
En estos meses de confinamiento ha sido también un mecanismo para apaciguar los miedos “porque cuando leemos, de alguna manera somos eternos; la lectura nos saca del problema del tiempo, nos da certeza de la riqueza del espíritu que, en cierta forma, es una promesa de inmortalidad”, agregó al participar en el conversatorio La Mejor Vacuna contra el Miedo y el Odio, organizado por la Facultad de Derecho.
La lectura es la vacuna más eficaz, el remedio más potente para las melancolías, la zozobra y el miedo que genera no poder ver o estar con los otros, o ante la desesperación de ver demasiado, coincidió el escritor Juan Villoro.
“Estos quebrantos de la soledad han podido ser resistidos por muchos de nosotros gracias a la capacidad que tenemos de representar la realidad no sólo con la lectura sino a través de la música, la imaginación, el sueño, las cosas que recitamos, los chismes que nos contamos”, expresó en el encuentro dirigido a alumnos de primer ingreso.
Gracias a la lectura, prosiguió el autor de Ética para Amador y El contenido de la felicidad, los hombres pueden ser Madame Bovary o piratas que cruzan los mares, viajar por el espacio, conocer vidas y países remotos. “La lectura nos permite esta multiplicación del alma, vivimos nuestra vida y las miles de vidas que la lectura nos ofrece”.
Savater señaló que hoy los jóvenes quizá leen más que en otros momentos, en Internet y las redes sociales. Probablemente, en algún tiempo, los libros tal como hoy los conocemos, pasen a ser una curiosidad. Lo seguro es que seguirá leyéndose, porque la lectura es lo importante.
Quien escribió El libro salvaje invitó a los estudiantes a no limitarse a leer sólo textos de su especialidad, de su campo de conocimiento, porque de hacerlo se perderán la experiencia de “ponerse en la piel del otro”, de experimentar la multiplicidad de los destinos humanos.
A no dejarse persuadir sólo por otras disciplinas o áreas de conocimiento, ya que llevaría a lo que José Ortega y Gasset definía como “la barbarie del especialista”. pues se termina siendo un bárbaro al no tener conexiones con el mundo, puntualizó Savater.
Villoro expuso que la literatura y el derecho comparten elementos como la persuasión, la argumentación que sirven para convencer a los otros. El ser persuasible, agregó, es una característica significativa de la democracia.
La pandemia por la Covid-19, mencionaron, también ha confirmado que la educación es un proceso altamente presencial, que requiere sentir a las personas próximas, vivas; y aunque las tecnologías han sido relevantes, no se debe pensar que todo puede hacerse a distancia ni que las escuelas y las aulas sobran.
“La educación tiene una base personal inexcusable, es decir, educar se hace cuerpo a cuerpo. No se puede educar a nadie a través de una imagen sino a través de una personalidad; aprendemos a vivir de personas vivas, con sus defectos, con sus errores. La educación, sobre todo en los primeros años, en la adolescencia, necesita de la presencia humana”, remarcó Savater.
Juan Villoro comentó que la educación forma parte de los actos presenciales indispensables, pues permite muchos aspectos en común. “Si algo hemos aprendido en esta pandemia es que disfrutaremos y aprovecharemos mucho más estos actos que nos posibilitan estar en contacto con lo demás”.
Finalmente, el director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, agradeció el diálogo que los escritores establecieron con los alumnos de nuevo ingreso y dijo que el objetivo de este tipo de conversatorios es ayudar a formar no sólo juristas sino también humanistas.
Fuente: UNAM