Stephan Lewandowsky, profesor de psicología en la Universidad de Bristol en Inglaterra, afirma que la negación del coronavirus es similar a la negación del cambio climático, perpetrada por el mismo elenco de personajes.
“Algunos de los negadores climáticos profesionales ahora también son minimizadores profesionales de la COVID-19 y la perciben como una amenaza para la economía, de la misma manera que al cambio climático”, dijo.
Lewandowsky cree que ciertas opiniones políticas pueden impulsar el rechazo de la evidencia científica.
“A las personas que defienden el individualismo, idolatran el libre mercado o adoptan una postura antigubernamental grande, les puede resultar más fácil minimizar la gravedad de estas crisis que imaginar un mundo en el que se requieran paros de trabajo económicamente devastadores, o incluso impuestos al carbono”, menciona.
John Cook, profesor de ciencias cognitivas en la Universidad George Mason, en Viriginia, Estados Unidos, argumenta que la identidad social también juega un papel importante.
“En el caso del cambio climático, varios estudios han encontrado que las “señales de élite, o simplemente de los líderes políticos, son los principales impulsores de los cambios de actitud. Es decir, si el presidente minimiza el riesgo de cambio climático o el coronavirus, es probable que sus seguidores y todo un ecosistema de medios lo sigan”, explica.
Para combatir la desinformación y las teorías de conspiración, Cook y Lewandowsky recomiendan “vacuna” a las personas enseñándoles a buscar algunas de las características del pensamiento defectuoso, porque el mejor movimiento es combatir las falsas noticias rápidamente.
“Y aquí el coronavirus puede tener un poco de ventaja sobre el aparentemente distante problema del clima”, concluyen.
Fuente: Notimex