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Humanos, responsables de la zoonosis que padecemos

La propagación del virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de COVID-19, y las acciones realizadas por los estados para combatir este problema de salud pública han tenido efectos sobre todas las dimensiones de la vida en sociedad, con aumento sustancial de las desigualdades, afirmó el sociólogo francés Bernard Lahire.

“La pandemia por COVID-19 colocó una lupa en todas las formas de desigualdad. Fue la oportunidad para constatar las probabilidades desiguales de contaminación del virus en función de las condiciones de trabajo y de alojamiento de las personas, así como las desigualdades sociales frente a la situación de confinamiento (según el tamaño y la naturaleza de las viviendas y los recursos económicos) y el acceso desigual a las estructuras hospitalarias, a los medicamentos y a las vacunas”, añadió.

Al ofrecer la conferencia inaugural del XXXIII Congreso Latinoamericano de Sociología ALAS México 2022 “La (re)construcción de lo social en tiempos de pandemias y pospandemias: aportes críticos desde las ciencias sociales latinoamericanas y caribeñas”, el académico de la Escuela Normal Superior de Lyon y del Centro Max Weber de Estudios Sociales y Culturales Avanzados, dijo:

Las ciencias sociales están acostumbradas a tomar en cuenta en sus análisis sólo las relaciones entre los humanos y los productos de las actividades humanas que pesan sobre estas relaciones, y al resto de los seres vivos los consideran ajenos a las sociedades humanas y los perciben esencialmente como una reserva de alimentos para la humanidad.

“Sin embargo, la pandemia, con todos sus efectos, nos ha recordado que no únicamente estamos en interacción con humanos, sino también con el resto de los seres vivos”, sostuvo durante su conferencia magistral ¿Por qué la pandemia nos obliga a replantear la relación entre las ciencias naturales y las ciencias sociales?

Así pues, la pandemia y una reflexión ecológica se cruzan en la medida en que los humanos sabemos que somos, en gran proporción, los responsables de la zoonosis que ahora padecemos.

“Y entre más destruimos la biodiversidad, los ecosistemas y las especies que nos rodean, más aumentamos las posibilidades de que los virus o las bacterias nos ‘escojan’ como huéspedes”, agregó.

Dominación de la especie humana

De acuerdo con el sociólogo francés, la densidad, la promiscuidad y el contacto con altas concentraciones de animales son los elementos básicos para que las zoonosis y las epidemias se puedan instalar.

“Y como desde el principio del neolítico, la población mundial no ha dejado de crecer de manera exponencial -la cría de animales se ha vuelto industrial e intensiva-, y hemos destruido tanto la biodiversidad (que permitía repartir la carga de virus y microbios en un gran número de especies), que nuestras historias tristes con ellos no han hecho más que comenzar”, indicó.

En la actualidad, la dominación de la especie humana sobre la Tierra es masiva. Por ello, los biólogos califican al ser humano como un “superdepredador”.

“Ahora bien, esta dominación sin restricciones también es, paradójicamente, lo que la hace vulnerable como huésped privilegiado de microorganismos.”

Diálogo fructífero

Lahire se preguntó cómo se puede abrir un diálogo fructífero entre las ciencias sociales y las ciencias naturales.

“Lo primero que debería conducirnos a nosotros los sociólogos, y en general a los investigadores de las Ciencias Sociales, a interesarnos en el conocimiento producido por las Ciencias Naturales está ligado al hecho de que una parte de la estructura de las sociedades humanas es resultado de una interacción no con los humanos, sino con los seres vivos de los que dependemos y que dependen de nosotros”, acotó.

Finalmente, el sociólogo francés señaló que, al querer estudiar demasiado los sistemas humanos como sistemas cerrados en ellos mismos, se pierde mucho de lo que explica el desarrollo de las sociedades humanas, las cuales han tenido que enfrentar, a lo largo de la historia, nuevos desafíos en sus interacciones con el mundo físico y vivo.

Fuente: UNAM