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Espectáculo de globalización y consumismo voraz

El mundial de Qatar 2022 vendrá a confirmar que el futbol es el gran símbolo de la globalización en el que el mercado y las tecnologías red se han convertido en el motor de un modelo económico y social que se ha colocado por encima de las culturas locales y regionales, aseguró Hugo Luis Sánchez Gudiño, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

El universitario destacó que el futbol soccer se ha convertido en los últimos años en el gran negocio planetario que no tiene fronteras, y cómo dicen algunos filósofos, es un juego de pobres que mueve a una industria de ricos, en el que los millones de aficionados se convertirán en clientes voraces del consumismo.

Recordó que desde que se creó la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) como un organismo internacional, este deporte se convirtió en un gran negocio planetario que explota económicamente las emociones y las pasiones de los aficionados y las audiencias; hay una permanente competencia y renovación de los equipos y los jugadores se convierten en héroes o villanos en cada partido.

Qatar 2022 es ya el emblema de una nueva globalización en la que las naciones han dejado de responder a intereses de un mundo bipolar, que se dividía entre un sistema capitalista y un modelo socialista, y hoy en día lo que se ve es una multipolaridad dominada por la globalización, siendo el mercado y las nuevas tecnologías el motor de todo. Los servicios y la economía de mercado son las que mueven a este orbe multipolar que no tiene fronteras, cuya única razón y objetivo es el plusvalor y las ganancias, puntualizó.

“Hasta hace algunos años, el futbol se resistía a utilizar las nuevas tecnologías, pero paradójicamente, en este mundial, se incorporan todas las herramientas y posibilidades que ofrecen, y es entonces que tendremos toda una articulación entre lo económico y lo tecnológico. Un deporte que tradicionalmente era más artesanal y primitivo, hoy abarca los medios tradicionales de comunicación y todas las plataformas de las redes sociales como el gran negocio detrás del balón.”

Sánchez Gudiño comentó que otro fenómeno novedoso que será relevante seguir y analizar durante este mundial es el de la llamada sociedad red, en la que millones de personas se mueven y opinan a través de la tecnología digital de última generación construyendo toda una cibersociedad o sociedad del conocimiento en torno a una economía de mercado y un modelo de negocio con ganancias millonarias.

Llama significativamente la atención, indicó, que siendo un país que pertenece a un bloque de naciones del mundo islámico, que históricamente se ha manifestado en contra de un modelo global, Qatar haya decidido abrir su economía y de forma paradójica, junto con otras naciones árabes, sea hoy por hoy uno de los principales patrocinadores de este deporte en todo el planeta y específicamente de equipos en las ligas de futbol más competitivas como la inglesa y la española.

Derechos humanos, mujeres…

Por otra parte, respecto al tema de los derechos humanos, las libertades de las mujeres y el respeto a la diversidad sexual, el especialista destacó que el país anfitrión tendrá que generar un código especial de tolerancia para evitar que las restricciones totales al consumo de alcohol, al uso de determinada vestimenta o la realización de festejos pudieran generar fricciones y un descontento generalizado entre los miles de aficionados extranjeros que arribarán a Qatar.

“Necesariamente tendrá que haber un código de tolerancia generado por los propios gobernantes; ya se habla de controlar la venta de alcohol, se permitirá el uso de cierta ropa que utilizan los aficionados, tolerar ciertas festejos y música en zonas restringidas en donde los aficionados tendrán que pagar entradas o boletos especiales en sitios determinados para poder mantener consumos que culturalmente son permitidos en sus naciones de origen. El país organizador tendrá que abrirse y buscar mecanismos para poder satisfacer las necesidades de miles de voraces consumidores que llevan una cultura diferente a la islámica”.

Apuntó que el futbol es un deporte en el que no siempre hay lógica ni justicia y las emociones se viven al día; hay giros en los últimos minutos de los partidos y a veces los triunfos o fracasos se convierten también en una especie de autoestima o frustración colectiva porque este tipo de eventos mueven sociedades en conjunto, en donde no importan las clases sociales ni el nivel de educación; se da una cohesión de emociones y nacionalismos.

Finalmente, recomendó disfrutar los juegos y los estilos de cada equipo, moderando las pasiones y emociones para que el apasionamiento exacerbado no termine en frustración, en violencia o en manifestaciones negativas contra los propios aficionados.

Fuente: Gaceta/UNAM