Hay síntomas claros de que los problemas económicos, el desempleo, los conflictos familiares y los desencuentros políticos están agudizando la insatisfacción, el malestar y el enojo de las personas y, con ello, transitando hacia un mal humor social cada vez más serio y preocupante, advirtió David Reyes Domínguez, profesor de la Facultad de Psicología.
El especialista aseguró que el mal humor social ya es considerado un trastorno emocional que se manifiesta en el comportamiento irritable y agresivo de las personas, no sólo en las calles, sino también en el entorno familiar y en la convivencia con los amigos.
Agregó que hay una relación directa entre el mal humor social y el estado de ánimo que están viviendo las personas en su entorno colectivo.
“El trastorno emocional lo vamos a comprender como ese malestar de las emociones que siente una persona; sus síntomas pueden ser enojo, irritabilidad o hipersensibilidad a los estímulos; también tristeza y, en estados muy avanzados, depresión”.
Afirmó que cuando una persona es sometida a un humor social negativo puede presentar síntomas de bipolaridad, y de una condición de depresión puede pasar a un estado de agresión y no entender por qué le está ocurriendo. El trastorno emocional es ese malestar que para la mayoría de las personas es inexplicable, y al no entenderlo lo pasan por alto y no lo tratan.
“Decidimos no ir a un tratamiento o terapia, y simplemente lo dejamos pasar como una situación momentánea, pero a largo plazo puede crecer y en consecuencia nuestro comportamiento se va deteriorando, porque nos genera un trastorno negativo en nuestros patrones de pensamiento.”
Reyes Domínguez comentó una alerta o indicador de que el mal humor está rebasado nuestros límites de la tolerancia y es necesario solicitar ayuda profesional: nos mostramos agresivos conduciendo en la calle sólo porque se nos cruzó un auto indebidamente y hay una réplica inmediata mediante claxonazos , insultos y hasta agresiones físicas”.
“Cuando te des cuenta de que cualquier evento intrascendente te molesta y generes una respuesta automática violenta o agresiva, debes buscar un tratamiento de reacción o social para que reconozcas que estás cayendo en una situación que se está saliendo de lo normal.”
El universitario sostuvo que un factor detonante del mal humor social es el incremento de precios de algunos productos y servicios básicos, lo cual termina afectando nuestro entorno cotidiano.
“Un alza de precios en la gasolina puede generar rechazo, malos comentarios, incomodidad y, al final del día, un estado de ánimo negativo. La gente está incómoda con la situación porque debe gastar más en gasolina, se incrementan los precios de la canasta básica o hay pérdida de poder adquisitivo.”
Otro indicador muy fuerte, dijo, es la pérdida de autocontrol, la cual da lugar a bajos niveles de tolerancia. De hecho, a las nuevas generaciones no las estamos educando para tenerlo y es un rasgo de personalidad muy importante para determinar cómo se desencadena una conducta positiva o negativa.
Corrupción, inseguridad…
El especialista en psicología social acotó que las manifestaciones de intolerancia y frustración también responden a otros fenómenos sociales que siguen lastimando a la sociedad, como la corrupción, la violencia familiar y política, y la inseguridad, los cuales, por la falta de resultados, van llenando nuestra cabeza de pensamientos negativos.
“Se percibe una confusión de pensamiento, de tal forma que no podemos responder rápidamente de manera positiva y lo hacemos con violencia, quejas, gritos.”
Finalmente, David Reyes enfatizó que el humor social no tiene neutralidad, pero sí límites, y el panorama en el corto plazo lamentablemente no muestra signos de recuperación. Por eso es necesario abordar con mayor seriedad y profundidad este tema, desde la academia y las instituciones, como un trastorno emocional que está afectando cada vez a un mayor número de personas.
Fuente: Gaceta/UNAM