Personas que habían sido condenadas a cadena perpetua sin libertad condicional en el estado de California han evolucionado desde que tuvieron la oportunidad de regresar a casa, señaló Human Rights Watch en un informe difundido hoy. Los cambios en la legislación y en las facultades ejecutivas han posibilitado nuevas vías para la liberación, y la gran mayoría de las personas que fueron liberadas tras cumplir este tipo de condenas participan en actividades de voluntariado en sus comunidades, cuidan a familiares y ofrecen mentoría a jóvenes.
El informe de 53 páginas, “‘Solo quiero devolver algo a mi comunidad’ La reintegración de personas condenadas a cadena perpetua sin libertad condicional”, describe en detalle lo que diversas personas que alguna vez fueron condenadas a morir en las cárceles de California han hecho con su segunda oportunidad. Human Rights Watch encuestó a más de las tres cuartas partes de las personas liberadas desde 2013 y el 94 % indicó que participaba regularmente en actividades de voluntariado, el 84 % señaló que ayudaba económicamente a otras personas y el 90 % tenía empleo a tiempo completo o a tiempo parcial, mientras que el 43% trabajaba en el sector de organizaciones sin fines de lucro. Sobre la base de estos hallazgos, el informe recomienda que los funcionarios gubernamentales de California adopten medidas orientadas a eliminar el uso de la cadena perpetua sin libertad condicional (life without parole, LWOP).
“Existe un discurso falso que sostiene que se le debe temer a alguien condenado a cadena perpetua sin libertad condicional”, señaló Joseph Bell, miembro del Consejo Nacional de Liderazgo sobre la Cadena Perpetua sin Posibilidad de Libertad Condicional (National LWOP Leadership Council) de Human Rights Watch. “Pero quienes hemos sido liberados estamos contribuyendo a nuestras comunidades de maneras notables y cambiando este discurso”.
Más de 5.000 de los casi 56.000 hombres y mujeres condenados a prisión perpetua sin libertad condicional en Estados Unidos se encuentran en California, la tercera cifra más alta de cualquier jurisdicción estadounidense. Si bien se trata de una pena que generalmente implica que una persona nunca será puesta en libertad, la legislación que permite que se reconsidere la pena de las personas que hayan tenido menos de 18 años cuando cometieron el delito, además del grado sin precedentes de aplicación de conmutaciones por parte de gobernadores de California, ha llevado a que un número reducido consiga una liberación que era poco probable.
Human Rights Watch pudo encuestar y entrevistar a 110 de las 143 personas que habían conseguido la excarcelación para mayo de 2021. Human Rights Watch también consultó datos estadísticos del Departamento Correccional y de Rehabilitación de California.
La mayoría de las personas encuestadas expresaron un profundo remordimiento por el daño que habían causado anteriormente en sus vidas, y un firme deseo de repararlo como su principal motivación en la vida desde que regresaron a casa.
“Todos los días me despierto e intento reparar el daño por los delitos que cometí y hacer lo mejor que puedo en memoria de las víctimas de mi caso y sus familias”, señaló una persona entrevistada a Human Rights Watch. “Nunca podré remediarlo por completo, pero haré todo lo posible por intentarlo”.
Otro hombre había sido condenado a cadena perpetua sin libertad condicional por un delito que tuvo lugar cuando tenía 20 años. Después de pasar 28 años en prisión, el gobernador conmutó su pena y la junta de libertad condicional le concedió ese beneficio. “De niño decían que no tenía nada humanamente bueno en mí”, contó. “Decían que era incorregible”. Pero afirmó que, desde que pudo volver a casa, se dedica a hacer buenas obras. Fundó con otras personas una organización de agricultura urbana sin fines de lucro que tiene la misión de crear huertas y ofrecer reparación en su comunidad. “Les demostré que estaban equivocados. Me siento orgulloso de ello”.
Estados Unidos ha sido criticado por el uso excesivo e inhumano de la cadena perpetua sin libertad condicional, que son muy poco habituales en otros países. Estados Unidos condena a más personas a esta pena que el resto del mundo combinado, con índices que representan el 83% del total mundial. Asimismo, con desprecio manifiesto por las normas internacionales de derechos humanos, EE. UU. es el único país que aplica esta pena a personas jóvenes de menos de 18 años.
“California y Estados Unidos en general mantienen prácticas de imposición de penas draconianas que no se ajustan en absoluto a las normas internacionales”, explicó Amanda Leavell, investigadora y defensora sobre derechos de niños y niñas de Human Rights Watch y autora del informe. Los funcionarios gubernamentales deberían eliminar la cadena perpetua sin libertad condicional y adoptar un enfoque de la justicia más compasivo, que priorice la rehabilitación, la reinserción y las segundas oportunidades”.
Fuente: HRW