Cuidar de los que cuidan

Son pocos los trabajadores que este año tienen motivos para festejar el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo. La COVID-19 ha traído aparejada otra pandemia: la de pérdida de empleos e inseguridad económica. Los trabajadores del hogar, en su mayoría mujeres, tienen puestos de trabajo precarios y, a menudo, no reúnen las condiciones para recibir asistencia del gobierno.

A mediados de marzo, mientras los neoyorkinos se preparaban para el confinamiento obligatorio, una persona publicó un anuncio en el grupo de Facebook de mi ciudad preguntando qué tipo de equipos de protección debía entregarle a la empleada que limpia su casa. Las respuestas fueron rápidas y rotundas: “¡Limpia tu propia casa y págale lo mismo!”. “¡Cancela y paga!”. Sin embargo, en muchas otras comunidades y en todo el mundo, la respuesta es distinta.

Las organizaciones de trabajadores del hogar en todas las regiones y los medios de comunicación han dado a conocer historias devastadoras de trabajadores del sector que se han visto catapultados a una crisis económica. Ante el confinamiento, las medidas de distanciamiento social y, en algunos casos, sus propias dificultades económicas, muchos empleadores han despedido a sus trabajadores del hogar o los han suspendido sin ninguna remuneración. La pérdida de ingresos resulta devastadora para muchos trabajadores del hogar, que posiblemente tengan ahorros ínfimos o nulos.

Otros, sobre todo los que viven en el lugar de trabajo y tienen visas migratorias, como los de Medio Oriente, posiblemente se vean obligados a asumir mayores responsabilidades, en un contexto en que los niños no asisten a la escuela y otros miembros del hogar también están en casa.

La Organización Internacional del Trabajo estima que hay 67 millones de trabajadores del hogar a nivel mundial, y que el 80 % son mujeres. Sin embargo, el 90 % de esos trabajadores no cuentan con protecciones como licencia remunerada por enfermedad o beneficios de desempleo. Esto es lo que ocurre particularmente en Asia, América Latina y África, donde se concentra el mayor número de trabajadores del hogar.

Pese a este panorama sombrío, también hay ejemplos alentadores de medidas tomadas por empleadores privados, gobiernos y organizaciones sindicales para generar redes de seguridad para este grupo esencial de trabajadores.

En Sudáfrica, los trabajadores del hogar que están registrados ante el gobierno reciben seis semanas de licencia por enfermedad remunerada cada tres años y tienen cobertura a través de la Ley de Seguro de Desempleo, que prevé hasta 238 días de beneficios por desempleo. Sin embargo, existen igualmente desatinos, ya que los trabajadores que no están registrados formalmente ante el gobierno no pueden acceder a estos beneficios.

Francia utiliza un sistema de vales para las redes de seguridad social y aplica la licencia remunerada a los trabajadores del hogar, además de facilitar los trámites administrativos para los empleadores y contribuir a una cobertura que tiene un alcance bastante extenso.

Una compilación realizada por el Banco Mundial de las medidas adoptadas en los programas de mitigación de emergencia durante la pandemia muestra que muchas directamente excluyen a los trabajadores del hogar. Sin embargo, algunos países están realizando acciones para favorecer la inclusión. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, dictó un decreto ejecutivo por el cual otorga 10.000 pesos (cerca de USD 155) a los trabajadores del hogar y a otros trabajadores con baja remuneración como ayuda económica de emergencia.

España extendió por primera vez los beneficios por desempleo a los trabajadores del hogar el 31 de marzo. Los trabajadores domésticos que estén registrados ante las autoridades pueden percibir el 70 % del salario correspondiente a un mes si se ha reducido la cantidad de horas de trabajo o si perdieron el empleo desde que comenzó el confinamiento. El beneficio es menor que el de otros trabajadores y no basta para mantenerlos durante una crisis de tiempo indeterminado; sin embargo, es una medida que ayuda a que los beneficios de los trabajadores del hogar se equiparen un poco más a los de otros trabajadores.

Las organizaciones de trabajadores se están movilizando para salvar estas brechas y exigen a los gobiernos que incluyan a los trabajadores del hogar en sus medidas de ayuda. Apelan a las redes sociales y a otros medios para instar a los empleadores a seguir pagando a los trabajadores del hogar, incluso si no pueden trabajar a causa de las restricciones sobre distanciamiento social. En Brasil, la Federación Nacional de Trabajadoras Domésticas y Themis, un grupo que trabaja en temas de igualdad de género, promueven que los empleadores suspendan a los trabajadores del hogar con goce de sueldo o les brinden equipos de protección adecuados. Elaboraron un seminario web de alto perfil en el que se explican los derechos de los trabajadores del hogar, con la participación, entre otros destacados oradores, de la expresidenta Dilma Rousseff.

En los Estados Unidos, la Alianza Nacional de Trabajadores del Hogar (National Domestic Workers Alliance) ha conseguido grandes avances en la recaudación de USD 4 millones que distribuirá a estos trabajadores. Si bien los trabajadores del hogar podrían reunir los requisitos para la ayuda económica según el estado donde se encuentren, una importante proporción de esas personas son migrantes indocumentados que no pueden acceder a beneficios gubernamentales.

Los trabajadores del hogar realizan una tarea esencial, al ocuparse de nuestros hijos, padres y hogares, y de los aspectos más importantes de la vida de las personas. Una vez que se levanten las restricciones, los empleadores deberían recordar cuánto echaron en falta estos servicios.

Estos cuidadores merecen que haya redes de seguridad equivalentes a las de otros trabajadores y ser tratados de manera digna. Los pocos modelos positivos deberían pasar a ser la nueva norma.

Si usted es empleador de un trabajador del hogar, lo instamos a pagarle el salario completo durante los períodos de confinamiento. Si usted es legislador, debe abogar por la inclusión plena de los trabajadores del hogar en fondos de asistencia de emergencia, incluida la asistencia directa en efectivo que no requiere de inscripción laboral formal ni depende de la condición migratoria.

Y todos debemos propugnar un cambio a más largo plazo. En 2011, la Organización Internacional del Trabajo adoptó el Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, que ya han ratificado 29 países. Estos países tienen la obligación de asegurar que los trabajadores del hogar cuenten con protecciones legales similares a las que tienen los de otros sectores.

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las profundas desigualdades en la forma en que se valora y remunera el trabajo de las mujeres, y las severas consecuencias que ocurren cuando no existen redes de seguridad para afrontar las crisis. Sin embargo, la pandemia también brinda la oportunidad de implementar cambios largamente postergados para que las trabajadoras mujeres se fortalezcan como nunca. Eso sí nos daría una causa concreta para festejar el próximo Día del Trabajo.

Fuente: HRW/

Nisha Varia

Advocacy Director, Women’s Rights Division