Conciertos entre rejas: Los Tigres del Norte at Folsom Prison

No han sido Los Tigres del Norte los primeros en grabar en la prisión de Folsom luego de que lo hiciera el mítico Johnny Cash. Aquí se cuenta la verdadera historia de los conciertos entre rejas, incluidos algunos breves casos en México…]

Tuvieron su auge en la década de los setenta y, casi de inmediato, llegó también su declive; hoy, los conciertos hechos entre rejas son casi una anomalía, son casi una rareza.

      Johnny Cash no fue el primero en ofrecer un concierto en una cárcel, pero sí el primero en grabar uno profesionalmente. El músico estadounidense no lo sabía en ese momento, pero al hacerlo no sólo marcó una tendencia sino que dejó una estela indeleble.

Johnny Cash desde Folsom

Es una de esas fechas que está incrustada en la historia de la música popular: el 13 de enero de 1968, el cantante, compositor y guitarrista Johnny Cash —considerado uno de los músicos más influyentes del siglo XX— ofreció un par de conciertos en una de las cárceles más famosas del mundo: la Prisión Estatal de Folsom (ubicada en California, Estados Unidos).

      La grabación de ambas presentaciones, que vería la luz en mayo de ese mismo año en un solo disco de 16 canciones llamado Johnny Cash at Folsom Prison, pronto se convirtió no sólo en un referente cultural (en medio del año más convulso de la historia estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial), también fue el punto de inflexión de una generación.

      De las casi 20 canciones que Johnny Cash interpretó en cada uno de los dos programas ese mismo día, casi la mitad de ellas abordaba su comprensión de la vida en la prisión, empezando por la más difundida canción escrita por el propio Cash: “Folsom prison blues” (con su línea memorable: I shot a man in Reno just to watch him die / “Le disparé a un hombre en Reno sólo para verlo morir”).

      De hecho, fue tal su empatía y su entendimiento de ese universo que muchos supusieron que el propio músico había pasado una temporada entre rejas. (En realidad, a lo largo de su vida sólo pasó algunas noches enjaulado de manera esporádica).

      Para sorpresa de todos, At Folsom Prison tuvo una enorme aceptación tanto en las listas de country como en las de pop. No sólo le cambió el arco de su carrera, también le sirvió como catapulta: a partir de esta experiencia el músico actuó —en el transcurso de casi 30 años— para los reclusos en todo Estados Unidos. Es más, él se convirtió en un vocero apasionado de los derechos de los presos y en un gran defensor de las reformas penitenciarias.

Unos mojados llegan a Folsom

En abril de 2018, la Prisión Estatal de Folsom abrió sus puertas para que Los Tigres del Norte —la agrupación de Sinaloa, México— ofreciera un par de conciertos: uno para presos, el otro para el bloque femenino (este último, una sección apenas abierta en el penal en enero de 2013).

      La grabación de estas presentaciones ya circula en formato de álbum (editado por Fonovisa/Universal) y en un documental para la plataforma en línea Netflix bajo el título de Los Tigres del Norte at Folsom Prison.

      “No podríamos estar más emocionados en ser la primera banda en 50 años en grabar y filmar nuestro documental y álbum en el mismo lugar donde Johnny Cash realizó su histórico concierto”, señaló la agrupación en un comunicado. “Sabíamos que simplemente entrando a la prisión podríamos llevar inspiración y esperanza a las personas de nuestra propia comunidad que están pasando por los momentos más duros de su vida, trayéndoles un mensaje de que no han sido olvidados”.

      El documental junto con el álbum fue filmado y grabado para coincidir con el 50 aniversario del disco en vivo de Johnny Cash: At Folsom Prison, y también por las cinco décadas de carrera del grupo norteño.

      “Venimos a la prisión de Folsom para estar con aquellas personas que perdieron el camino y han sido olvidadas. Hemos venido para traer música a sus vidas, 50 años después del concierto más famoso de la historia que tuvo lugar en una prisión, donde el legendario Johnny Cash tocó. Siempre hemos tenido un lazo muy estrecho con Johnny Cash y su música… que, así como la nuestra, es sobre aquellas personas que luchan, los marginados, los que no tienen voz”, se lee en el comunicado.

      De acuerdo con la información, ellos fueron los únicos en recibir autorización, por parte del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, para filmar y grabar el año pasado en Folsom con motivo del 50 aniversario del álbum de Johnny Cash.

Algunas precisiones

Aquí valen algunas aclaraciones. Aunque el grupo norteño ha señalado que se trata de un homenaje a Cash y a su disco, en realidad no es tal cosa… o al menos no lo es como usualmente se entiende la palabra homenaje.

      Verán, en el documental —dirigido por Tom Donahue— el grupo apenas hace mención del músico: en menos de tres minutos despachan su figura y su obra. Desde luego, hay guiños por aquí y por allá durante el metraje, pero nada que subraye la importancia (e influencia) del músico y de su mítico álbum.

      Abro paréntesis: lo que sí es este documental, como lo explica el propio grupo, “es un recorrido por el mundo del latino en prisión, contado a través de las canciones del grupo y las historias de las prisioneras y prisioneros latinos que fueron entrevistados para el filme”. Cerremos paréntesis.

      Prosigo: tampoco es del todo cierto que sea “la primera banda en 50 años en grabar y filmar” un documental y álbum en Folsom. Veamos: en julio de 2004 el músico Thom Chacon se presentó en la prisión: “Esa fue una experiencia que me cambió la vida”, dijo en su momento. Su álbum Live At Folsom Prison vio la luz en 2009 bajo el sello de Pie Records. En 2005, por otra parte, el poeta y activista Michael Franti y su banda Spearhead también ofrecieron un concierto, el cual fue transmitido el mismo día en varias estaciones de radio del vecino país. “Fue un honor ser invitado a tocar allí, desde que Johnny Cash lo había hecho 37 años antes”, escribió el músico en su página de Facebook unos meses después. La grabación nunca se comercializó, pero el audio y un video circulan en Internet.

Grabaciones: autores y títulos

Iba a decir que hubo una moda de discos hechos entre rejas, pero no; porque fueron en realidad pocos. Y todo lo inició Johnny Cash. Su álbum de 1968 en la prisión de Folsom fue un éxito sin precedentes. Tanto así que 13 meses después repetiría la jugada en otro recinto aún más intimidante: San Quentin.

      Pillas como de costumbre, las discográficas tomaron nota de la mina de oro y pusieron manos a la obra. Sin embargo, el truco se desvaneció hacia final de la década de 1970 —con algunos coletazos en años posteriores—; eso sí: algunos discos —¡altamente recomendables!— quedaron ya para la posteridad… Entre ellos están Charles Lee Guy III y su The Prisoner’s Dream; B.B. King y su Live in Cook County Jail; Glen Sherley y su Live at Vacaville (hoy llamado Glen Sherley: Released Again); John Lee Hooker y su Live at Soledad Prison; o Jimmy McGriff y su Friday the 13th Cook County Jail.

      También están Eddie Palmieri y su Recorded Live At Sing Sing; Big Mama Thornton y su Jail; Sonny James y su In Prison, In Person; The Sex Pistols y su Live at Chelmsford Top Security Prison; Little Milton y su Live at Westville Prison; Steve Earle y su To Hell and BackLive At Cold Creek Correctional Facility; o Griffin House, con su Songs for a Prisoner.

      Por cierto, los hombres que cantaban en las cárceles de mujeres era una tendencia dentro de una tendencia: están los casos de The Moments con su Live at the New York State Women’s Prison; Sonny George y su Live At The Tennessee Prison For Women; o Mack Vickery y su Live! at the Alabama Women’s Prison. Leona Williams revirtió los roles de género con su San Quentin’s First Lady.

      Mención aparte es el caso de Marvin Santiago: acusado de posesión y tráfico de drogas, el puertorriqueño fue sentenciado a diez años de prisión. Por su buen comportamiento sólo estuvo seis años, laspso suficiente para grabar y publicar desde su encierro cuatro álbumes: AdentroEl hijo del puebloEl sonero del pueblo y Oficial, pero con tremenda pinta.

      En México, por otra parte, no habría que dejar fuera la grabación del Three Souls in my Mind en el Reclusorio Oriente en 1978 para el sello, ya desaparecido, Cisne Raff antes de que este trío mexicano se disolviera para que Álex Lora fundara El Tri. Asimismo, debemos mencionar el caso del supuesto asesino material de Manuel Buendía —el periodista fue asesinado el 30 de mayo de 1984—: Juan Rafael Moro Ávila Camacho, quien apenas entrando en el Reclusorio Norte formó su banda roquera Asociación Delictuosa, con la que grabara al interior del penal un casete —Rock en la cárcel— que circuló ruidosamente antes de que obtuviera su libertad tras dos décadas de encierro.

      Un último detalle: en 2016 el sello Iron Mountain Analogue Research publicó The Hangman’s Blues: Prison Songs In Country Music (1956-1972), una antología que contiene canciones desde la prisión grabadas hace 40 o 50 años, que son editadas ahora por segunda vez.

Colofón

De acuerdo: no quiero llamarlo tendencia, pero en los últimos años han visto la luz —¡prácticamente en todo el mundo!— álbumes grabados por reclusos. En general, se trata de proyectos de reinserción, rehabilitación y readaptación social (organizados, en la mayoría de los casos, por las propias autoridades). Pongamos algunos ejemplos:

      En Noruega, en los últimos años de la década de los noventa, la banda de black metal Burzum —en realidad, atrás de ésta sólo estaba el músico, compositor y cantante Varg Vikernes— lanzó dos discos instrumentales llamados Dauði Baldrs y Hliðskjálf.

      En México, en 2012, vio la luz el proyecto discográfico La mirada detrás de las rejas, hip-hop desde adentro, a cargo del grupo Fuera de Control, del Reclusorio de Santa Martha Acatitla. También en nuestro país, pero en 2011, el grupo de ska Segregados —en ese momento internos del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente— publicó su álbum Todo es playa.

      En Argentina, Rimas de Alto Calibre se formó en 2009 en un taller de música y versada popular en la Unidad 48 del Penal de San Martín. Unos años más tarde, en 2012, lanzó su disco homónimo, desde luego con una alta carga social.

      En 2016, el proyecto musical Zomba Prison Project fue una de las grandes sorpresas entre los nominados a la entrega de los premios Grammy. Su álbum I Have No Everything Here —grabado un año antes por internos de una de las prisiones de máxima seguridad en Malawi, África— fue seleccionado dentro de la categoría Músicas del Mundo.

      También en 2016, pero en Chile, internos del penal Concesionado Santiago 1 escribieron y musicalizaron nueve temas para grabar su primer álbum (de hip hop), llamado Expresar o morir.

      En 2017, la Fundación Caja de Burgos y la Obra Social “la Caixa” editaron Irrepetible, del grupo rapero Flow Kaló, formado por tres internos del Centro Penitenciario de Burgos. Se trata del primer disco de rap grabado íntegramente en un estudio profesional instalado para la ocasión en una cárcel española.

      Al final, algo está claro: la música sigue siendo un gran bálsamo: para quien la crea, pero, también —y sobre todo—, para quien la escucha.

Fuente: Notimex