Pese a ser muy usadas y populares, no existe una definición a partir de las ciencias sociales de lo que se denomina las generaciones centennial y millennial, pues no son grupos etarios (que tienen la misma edad), sino grupos de mercado o con determinados hábitos de consumo, coincidieron en señalar los académicos de la UNAM, Rubén Darío Vázquez Romero y Ricardo Trujillo Correa.
“Desde el punto de vista de la mercadotecnia corresponden a hábitos de consumo de ciertos grupos, por eso hay tantas variaciones de cuándo a cuándo corren estas ‘generaciones X, Z o los millennials’” expuso Vázquez Romero, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Son características más cercanas a jóvenes de contextos urbanos, de determinados espacios universitarios, quienes comparten hábitos de consumo tecnológico y de entretenimiento, agregó.
Por separado, Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología, coincidió en que no hay sustento para usar estas categorías como cortes demográficos o características particulares de un grupo poblacional. “Pueden ser muy populares, pero no hay investigación seria ni rigurosidad al respecto”.
Es un debate que no tiene fundamento. “De los millennials se decía que no eran muy comprometidos, que no les importaban los demás y tras el terremoto en nuestro país (de 2017) allí estaban, muy comprometidos”, destacó.
El también maestro en Psicología Clínica indicó que al revisar artículos sobre millennials y centennials se encuentra que en su mayoría son encuestas de opinión aplicadas en grupos pequeños, de otras naciones y generalmente de poblaciones urbanas, de clase media o media alta. “No creo que sean las características para definir a una sociedad o a una generación”, reiteró.
Hoy en día en la investigación ya no se puede universalizar, aplicar criterios generalizables, subrayó.
¿Nativos de la tecnología?
Con motivo del Día Internacional de la Juventud que se conmemora mañana 12 de agosto, Vázquez Romero expuso que generalmente suele decirse que los millennials son quienes nacieron a partir de mediados de los 80 al año 2000 y los centennials de 2000 en adelante.
Ambos comparten algunas características como percibir a la tecnología como una cuestión “muy nativa”, pues nacieron cuando un número importante de los desarrollos actuales ya eran una realidad, abundó el especialista en publicidad y métodos de investigación.
Los millennials crecieron con internet y entienden fácilmente la comunicación digital. Los centennials nacieron en la época de internet móvil y la posibilidad de encontrar educación, socialización, empleo, grupos sociales más específicos a través de herramienta de comunicación.
“Coinciden en señalar aquello que no les gusta y que se había normalizado -como la violencia sistémica contra las mujeres, el abuso laboral- y no dudan en utilizar las plataformas para construir estas protestas, a través de crear tendencias y contenidos en redes sociales; pueden señalar situaciones y sensibilizarnos respecto a ellas”, argumentó el especialista.
El académico universitario refirió que en México se estima que uno de cada cuatro habitantes tiene acceso a internet, pero no se encuentra distribuido de manera uniforme, por lo que hay zonas como la Ciudad de México en la cual la mayoría tiene conexión, mientras en entidades como Chiapas sólo tres de cada 10.
Agregó que se deben romper mitos como el que las nuevas generaciones “tienen ya un chip digital”, pues el confinamiento ha mostrado que si bien tienen cierto control y conocimiento de algunas plataformas, no saben utilizar todas las existentes para realizar trabajo en equipo, hacer videoconferencias, teletrabajo, acceder y utilizar bibliotecas digitales y bases de datos especializadas.
“Es un cliché que hay que romper, porque en la medida en que reconozcamos que tenemos carencias digitales y que nos hace falta capacitación, va a ser más sencillo que empecemos a capacitar profesores y alumnos en el uso de estas plataformas para tener un mejor rendimiento digital”, aseveró el también especialista en Cultura Digital y Derechos Digitales.
Fuente: UNAM