Ciudad de México, a 12 de julio de 2018
Sr. Donald J. Trump
Presidente de los Estados Unidos de América
Deseo, en primer término, agradecerle la buena disposición y el trato respetuoso recibido por parte de usted a partir del pasado 2 de julio cuando sostuvimos una amplia conversación telefónica. Aprecio también la asistencia de una delegación de secretarios de su gabinete y otros altos funcionarios a mi oficina, para iniciar conversaciones sobre el futuro de la relación de nuestros países.
Como lo adelanté en nuestra conversación, le comparto la siguiente propuesta cuyo fin es iniciar una nueva etapa en la relación entre México y Estados Unidos basada en el respeto mutuo y la identificación de áreas de entendimiento e intereses comunes.
Propongo a usted, en primer lugar, hacer un esfuerzo por avanzar integralmente en las áreas sustantivas en las que está la esencia de la relación bilateral: el comercio, la migración, desarrollo y seguridad. Desde luego, existen otras áreas muy relevantes en nuestro futuro, pero considero que es necesario encontrar un camino común en estos cuatro temas para poder avanzar en otros puntos de la relación bilateral.
México, señor presidente Trump, es el hogar para el mayor número de estadounidenses que viven fuera de la Unión Americana. De la misma forma, Estados Unidos es el hogar más grande de mexicanos fuera de nuestras fronteras. Considero que el entendimiento que le propongo en esta carta nos debería conducir a un trato, digno y respetuoso de estas comunidades.
En materia de comercio, me parece que vale la pena hacer un esfuerzo por concluir la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pienso que el prolongar la incertidumbre podría frenar inversiones a mediano y largo plazo, lo cual evidentemente dificulta el crecimiento económico en México y, por ende, la estrategia del gobierno que habré de encabezar, que busca generar empleos y mejores condiciones de vida para todos los mexicanos. En este punto le propongo reanudar las negociaciones con la participación de los representantes de México, Canadá y Estados Unidos. Nuestro equipo de transición participaría en coordinación con los funcionarios del actual gobierno mexicano.
Respecto a migración, debo comentar que el propósito más esencial de mi gobierno será lograr que los mexicanos no tengan que migrar por pobreza o violencia. Procuraremos que la emigración sea optativa y no necesaria. Nos esforzaremos en lograr que las personas encuentren trabajo y bienestar en sus lugares de origen, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas. Para lograr este propósito fundamental, el gobierno entrante llevará a cabo el más grande esfuerzo que se haya realizado nunca en México.
El nuevo proyecto de nación que llevaremos a la práctica consistirá en desterrar la corrupción, abolir la impunidad, actuar con austeridad y destinar todo lo que se ahorre a financiar el desarrollo del país.
Desde el 1° de diciembre de este año, dispondremos de mayor inversión pública la cual será utilizada como capital semilla para fomentar la inversión privada y para destinar presupuestos significativos a la producción, la creación de empleos, la reactivación del sector agropecuario y energético, la educación, la cultura y la salud; así como el financiamiento del desarrollo regional de sur a norte, con la puesta en práctica de proyectos para retener a la población en sus pueblos, ampliando oportunidades de trabajo y bienestar.
Así, por ejemplo, vamos a sembrar un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el sureste del país, tanto para efectos de restauración ecológica, como para crear cuatrocientos mil empleos. Se fomentará el turismo en el Caribe y en las zonas arqueológicas de las culturas olmeca y maya, porque vamos a construir una línea férrea para un tren de alta velocidad que recorrerá la ruta Cancún-Tulum-Bacalar- Calakmul-Palenque.
También se creará un corredor económico y comercial en el Istmo de Tehuantepec. Este proyecto implica aprovechar la ubicación estratégica de esta franja del territorio nacional para unir al Pacífico con el Atlántico y, con ello, facilitar el transporte de mercancías entre los países de Asia y la costa este de los Estados Unidos.
Se trata de un corredor de 300 kilómetros, donde se construirá una línea ferroviaria para el transporte de contenedores. Se ampliará la carretera existente, se rehabilitarán los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, se aprovechará el petróleo, el gas, el agua, el viento y la electricidad de la región, y se instalarán plantas para ensamblar piezas y fabricar artículos manufactureros.
Toda esa franja del Istmo se convertirá en zona libre o franca. Como es obvio, este proyecto se llevará a cabo sin menoscabo de nuestra soberanía y se promoverá con la participación del sector público, privado y social. En este caso, como en cualquier otro proyecto, se tendrán en cuenta los impactos ambientales y no se pasará por encima de los derechos de los pobladores y de los propietarios de las tierras, por el contrario, serán tomados en cuenta, consultados e incorporados como parte sustantiva del proyecto.
En particular, los dueños de las tierras que formarán parte de este corredor serán invitados a participar como accionistas de la empresa que se constituya con este propósito. La construcción de estas obras y las fábricas que se instalen, generarán un importante número de empleos y se evitará, con ello, que los jóvenes de la región sigan emigrando hacia el norte en busca de trabajo.
Asimismo, fomentaremos el desarrollo a lo largo de los tres mil ciento ochenta y cinco kilómetros de frontera con Estados Unidos y allí se creará una zona libre o franca para promover la inversión, el desarrollo productivo y tecnológico, así como la creación de empleos. Esta será la última cortina para retener trabajadores en nuestro territorio.
De manera puntual señalo lo siguiente: se van a recorrer las aduanas mexicanas hacia el sur, tierra adentro, de veinte a treinta kilómetros de la línea divisoria; en la zona libre o franca se reducirá el Impuesto Sobre la Renta (ISR) a 20 por ciento; el Impuesto al Valor Agregado (IVA) será de 8 por ciento en promedio, la mitad de lo que se cobra en la actualidad.
Específicamente, en las ciudades fronterizas de México se aplicará la misma tasa impositiva que en el lado estadounidense; es decir, en California, cobran 8.5 por ciento, en Arizona, 8.2; en Nuevo México, 7.5; y en la frontera con Texas, 8.2 por ciento; se reducirán Impuestos Especiales a la Producción y Servicios (IEPS) para establecer tarifas y precios de gasolina, diésel y electricidad, iguales a los de Estados Unidos; desde el 1 de enero de 2019, en toda la zona libre de la franja fronteriza, se aumentará el salario mínimo a cuando menos el doble de lo estipulado en la actualidad.
Se trata de un asunto de justicia y sin riesgos de inflación porque habrá, como lo hemos dicho, reducción de impuestos y de precios de energía, de tal manera que, al subir el salario y bajar otros precios, el nivel general de precios quedaría igual o, incluso, podría bajar; en todas las ciudades de esta zona libre fronteriza se llevará a cabo un plan de desarrollo urbano integral que incluirá el ordenamiento del uso del suelo, la introducción de agua potable, drenaje, pavimentación de calles, construcción de vivienda, guarderías, unidades deportivas, espacios culturales, escuelas, hospitales y otras obras y servicios.
Habrá muchos cambios, señor presidente Trump. Y en este nuevo ambiente de progreso con bienestar, estoy seguro que podremos llegar a acuerdos para enfrentar juntos tanto el fenómeno migratorio como el problema de la inseguridad fronteriza, sobre la base de la cooperación para el desarrollo y bajo la premisa de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. Todo ello con absoluto respeto a los derechos humanos.
También, como se lo manifesté en nuestra conversación telefónica, considero que debe atenderse de manera integral y de fondo el problema migratorio, mediante un plan de desarrollo que incluya a los países centroamericanos, donde millones de habitantes no tienen oportunidades de trabajo y se ven obligados a salir de sus pueblos para buscarse la vida y mitigar su hambre y su pobreza.
Le comparto que mi gobierno está dispuesto a presentar a nuestro Congreso de la Unión la iniciativa y propuesta presupuestal para contribuir con recursos económicos y experiencia propias en este esfuerzo conjunto. Si en este plan participamos Estados Unidos y México e incluimos a los países centroamericanos, aportando cada uno de acuerdo a la dimensión de su economía, podríamos reunir una considerable cantidad de recursos para el desarrollo de la región, los cuales se destinarían en un 75 por ciento a financiar proyectos para crear empleos y combatir la pobreza, y el restante 25 por ciento, al control fronterizo y a la seguridad.
De esta manera, reitero, estaríamos atendiendo las causas que originan el fenómeno migratorio. Al mismo tiempo, cada gobierno, desde Panamá hasta el Río Bravo, trabajaría para hacer económicamente innecesaria la migración de sus ciudadanos y cuidar sus fronteras para evitar el tránsito ilegal de mercancías, armas y tráfico de drogas, lo cual, consideramos, sería la forma más humana y eficaz de garantizar la paz, la tranquilidad y la seguridad de nuestros pueblos y naciones.
Señor presidente Trump, espero sus comentarios a mi planteamiento que busca alcanzar un entendimiento amistoso y de respeto mutuo con usted, con su pueblo y con la gran nación que representa.
México y Estados Unidos han sido dos países que, entre otras cosas, por su situación geográfica han tenido una historia en común fuera de serie. Ha habido momentos de tensión y diferencias como otros de entendimiento y respeto. Nos unen muchas cosas buenas. Lazos que no se pueden romper: cultura, idioma, tradiciones y, sobre todo, una larga amistad y mucha solidaridad. En honor a todo ello es que debemos seguir trabajando de la mano para ayudarnos mutuamente.
En cuanto a lo político, me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante. Todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación de nuestras sociedades, sobre la base de la cooperación y la prosperidad. Hagámoslo.
Le mando un abrazo afectuoso,
Andrés Manuel López Obrador