A los migrantes les quiebran el alma y la esperanza

Hay muchas formas de castigo contra los migrantes que entran a territorio mexicano, muchos tipos de violencia institucional que son muy sutiles. Las organizaciones de la sociedad civil ya han documentado casos de tortura en las más de 30 estaciones migratorias mexicanas, señala Alethia Fernández de la Reguera Ahedo, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ).

La también coordinadora del Laboratorio Nacional Diversidades del IIJ escribe en su libro Detención migratoria. Prácticas de humillación, asco y desprecio: “En mi experiencia de campo he documentado las formas de castigo para quebrar el alma de las personas migrantes al intentar suprimir la esperanza, agotar los recursos para llegar a un lugar seguro o a uno que les permita la sobrevivencia. En general, la experiencia de detención y deportación está pensada como una estrategia disuasiva lo suficientemente desagradable y traumática como para que no vuelvan a intentar migrar”.

Afirma en entrevista con Gaceta UNAM que los migrantes son maltratados de formas sutiles, cotidianas, en el día a día. Desde que las personas amanecen hasta que se duermen enfrentan constantes violencias institucionales: las mujeres no tienen acceso a una toalla sanitaria al día, no les dan pañales para sus bebés, se les niegan llamadas telefónicas o tener una colchoneta para dormir. Es muy fuerte cuando te acercas a estos testimonios y a las experiencias de la gente, asegura.

Violencias institucionales

La especialista añade que hay una serie de violencias institucionales y estructurales ligadas a las condiciones de vida en estos lugares. Algunas relacionadas con la política migratoria, que es de control, militarización y criminalización. “Cuando hablo del castigo del alma me refiero a muchas formas de violencia institucional algunas de las cuales tienen que ver con la supervivencia en esos espacios y otras con el acceso al derecho al asilo, que es una obligación del Estado mexicano en términos de derecho internacional de las personas refugiadas”.

Fernández de la Reguera sostiene que hay un uso casuístico y discrecional de la ley. “Se decide quién puede ser sujeto de protección de derechos. Un poco con base a la subjetividad de quien está a cargo de hacer la entrevista o el operativo, de detener a las personas. Y en este caso hay un problema serio, que es la falta de formación de los propios agentes”.

Agrega que están deportando a personas que tienen la solicitud de la condición de refugiado ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. “Eso es algo que no habíamos visto antes. Nuestro país es una nación que cuando solicitas el asilo te defiende contra la deportación”. No obstante, comenta la investigadora, desde hace unos días justamente empezaron los vuelos de deportación a Haití, lo cual es violatorio del derecho internacional.

Precisa que el tema de la migración ha tomado una fuerza importante en la agenda pública nacional desde que iniciaron las caravanas migrantes de 2018. “A mí lo que me ha llamado mucho la atención es que con todo y que están los videos, las fotografías de cómo los agentes están golpeando siguen haciéndolo. Yo creo que el tema de sumar a los medios de comunicación tiene que ser algo mucho más constante, no como hasta ahora que de repente empieza la ola de una crisis y pasa un tiempo y la gente deja de hablar de eso”.

Cuando habla de la esperanza, dice Fernández de la Reguera, “es la de poder solicitar el asilo de una forma digna en México. He entrevistado gente que estuvo detenida en Estados Unidos, en las hieleras, y me decían: ‘Fue terrible, la condición es brutal, pero al menos yo sabía lo que iba a pasar, porque tenía acceso a la información. A mí me dijeron: tienes asignado a este agente migratorio, este es tu proceso, vas a ser deportado. En cambio, en México hay incertidumbre: ¿Por qué fuiste detenido?, ¿cuáles son las reglas y derechos en detención?, ¿cuándo serás deportado?’ Cuando hablo de la esperanza es porque de verdad cada vez se va dejando más esta posibilidad de que las personas migrantes puedan buscar un siguiente paso. Cuando llegan a México muchas veces no se imaginan lo que es cruzar este país. Siempre buscan una supervivencia y el Estado mexicano con esas formas extremas de violencia, sin duda, va mermando esa posibilidad de salir de la detención, de buscar asilo, de salir de Tapachula”.

Fuente: Gaceta/UNAM

Foto: Reuters