La ciencia en Estados Unidos recibiría un fuerte golpe si se pone fin al Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA), advirtió hoy en un artículo la revista científica estadunidense Scientific American.
En caso de que se terminara el DACA, Estados Unidos podría perder no solo a los jóvenes indocumentados conocidos cómo “dreamers” (soñadores), sino también las vitales investigaciones científicas que realizan muchos de ellos, indicó la publicación.
El DACA fue creado por una orden ejecutiva del presidente Barack Obama en noviembre de 2012, para permitir que aquellos que llegaron en forma indocumentada a este país cuando eran niños, pudieran permanecer en Estados Unidos y obtener permisos de trabajo por dos años, renovables, si cumplían ciertos requisitos.
En septiembre de 2017, el presidente Donald Trump canceló el DACA, otorgando entonces seis meses de plazo al Congreso para alcanzar un acuerdo y proteger a los jóvenes indocumentados conocidos como “dreamers” que llegaron a Estados Unidos siendo niños.
El Congreso no resolvió el asunto, pero DACA se ha mantenido vigente luego de que fallos de cortes federales han bloqueado los esfuerzos de la administración Trump para finalizar el programa.
El 5 de noviembre pasado, en la víspera de las elecciones de medio término, el Departamento de Justicia presentó una moción ante la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos para poner fin al DACA, saltándose las cortes federales de apelaciones para acelerar la revisión del litigio.
Si se pone fin al DACA, “los científicos indocumentados perderán las pocas protecciones que tienen actualmente bajo la ley de inmigrantes, perderán su acceso a su investigación científica y volverán a vivir con miedo, ya que están atrapados en un limbo legal”, indicó Scientific American.
A pesar de la amenaza que enfrentan, los jóvenes científicos “dreamers” continúan enfrentando los principales desafíos, señaló la revista al documentar en el artículo las historias de cinco jóvenes indocumentados que están actualmente realizando importantes investigaciones científicas.
La revista incluyó los perfiles de Christopher Ponce y Carlos Méndez Dorantes (México), Mario Pizarro Rojas (Chile), Scholastica Cruz (Filipinas), y Kricia Ruano Espinoza (El Salvador).
El mexicano Christopher Ponce es un graduado en matemáticas de la Universidad Texas Tech, pero su interés es en el campo médico, lo que lo condujo a un puesto de asistente en la investigación del cáncer de mama en su alma mater, estudiando específicamente el papel de la regulación del colesterol en las células del cáncer de mama.
El también mexicano Carlos Méndez, quien llegó a Estados Unidos cuando tenía 10 años, es un estudiante de doctorado y miembro de la Fundación Ford, en la comunidad de Duarte, California, donde investiga la formación de anomalías genéticas asociadas con el cáncer, como los reordenamientos cromosómicos, que pueden contribuir al inicio y desarrollo de la enfermedad.
Mario Pizarro, llegó de Chile cuando tenía nueve años y actualmente es estudiante del último año del programa de maestría en bioquímica en la Universidad Estatal de California en Los Ángeles. Su investigación se centra en los cambios en la estructura y función de las proteínas.
La salvadoreña Kricia Ruano Espinoza, quien llegó a los 11 años a este país, es estudiante de maestría en física en el programa Fisk-Vanderbilt Master’s to PhD, de las universidades Fisk y Vanderbilt en Nashville, Tennessee.
Ruano realiza investigaciones en el área de la medicina y la física trabajando en sensores de radiación, que pueden revelar información anatómica importante sobre los pacientes.
Scholastica Cruz, de Filipinas, se graduó de psicología en la Universidad Woodbury en California y es actualmente asistente de investigación en neurociencia cognitiva y lingüística en la Universidad del Sur de California.
Cruz está actualmente estudiando el idioma usado en los exámenes estandarizados al evaluar la comprensión en dos grupos socioeconómicos diferentes. El objetivo de este estudio es crear pruebas estandarizadas que reflejen mejor la manera en que las personas realmente hablan, porque una prueba no se ajusta a todas.
Fuente: Notimex